Fran Rubio, pianista vasco de formación clásica y jazzística. Su versatilidad y concepto transgresor de la armonía le han convertido en uno de los pianistas más interesantes y solicitados del panorama español.
Santi Ibarretxe, saxofonista también del País Vasco. La originalidad expresiva con la voz y el toque ecléctico e inesperado en sus composiciones le han abierto un espacio único dentro de la música creativa y vanguardista de España.
Esta propuesta nace con el propósito de crear arte vivo e instantáneo a partir de un vacío intelectual previo, sin la ayuda de artificios anticipativos, sintonizando y recogiendo el estado emocional del momento y traduciéndolo a sustancia musical.
2 de junio en la Escuela Municipal de Música y Danza de Buitrago del Lozoya, este original espectáculo.
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Lo que hacemos podría resumirse en que se trata de un concierto de improvisación, aunque habría que añadir que el verdadero contenido musical surge de la escucha atenta, más que de la imposición activa. De hecho, el músico se convierte en un canal a través del cual se abre paso la música, guiada por las fuerzas mayores que proporciona la atención recíproca.
El público no tarda en sentirse sensiblemente concernido, ya que nosotros somos también el público. Nada necesita ser forzado, pues no se busca nada concreto, sino atender a lo que sucede con la mejor disposición.
Llevamos trabajando en esta forma de expresión artística con gran dedicación desde hace unos 18 años, lo cual nos ha supuesto adoptar unas medidas técnicas inabordables desde el sistema racional vigente, ensayando la eficacia en la comunicación. Esto nos ha ido llevando con el tiempo a un estado receptivo dotado de la suficiente ligereza como para convertir en música cualquier emoción o idea que surgiese en el presente continuo de la experiencia.
Si hubiese que especificar el tipo de música que hacemos, nos veríamos ante una tarea de resultado incierto, dadas las escasas referencias disponibles. No hay un estilo predefinido, porque el estilo se va definiendo a tiempo real, justo cuando lo que sucede sucede. Quizá habría que hablar de estados, texturas, secuencias, que pudiesen recordar al jazz o la música culta contemporánea, a la música tribal, a las danzas chamánicas, a la música militar o a las canciones dulces de las nanas ancestrales.
Cuando todo esto se consigue, lo cual es la base de nuestra intención, el resultado habitual consiste en que todo parece estar perfectamente escrito hasta el último detalle.