Chimo Marcos
Título así esta columna por no tener clara la idea que en ella desarrollo y es que: ¿ Qué fue antes, la gallina o el huevo, etc.etc.?
Hoy en día, Abril ya de este año de gracia 2018, sólo sé o mejor dicho, siento que el gobierno de la nación a la que pertenezco no tiene rumbo fijo. Así viene siendo en los últimos años; para ser preciso desde que la corrupción infectó, al principio poco a poco y luego a gran velocidad, los distintos estamentos de este gobierno -.
Nuestro Presidente asume una posición que podríamos definir como «no militante», producto sin duda de situaciones parecidas (solo parecidas) del período franquista en España. Se espera a que los acontecimientos desenvolviéndose por ellos mismos, o sea cociéndose en la salsa que el tiempo, las circunstancias políticas propias o la presión que el resto de los países con los que convivimos nos dicten, nos muevan a tomar decisiones que de otro modo muy lejos estarían de la mente del señor Rajoy. Él, que ante cuya inevitabilidad se adorna con justificación refiriéndose a que «nos hemos visto obligados» o a decir que «afortunadamente podemos», según mejor convenga, pero dejando claro que por nosotros no lo habríamos hecho, ni siquiera lo habríamos intentado.
Además incumple obligaciones que él mismo había aceptado, incluso con su firma: desde el principio de su nombramiento último debe una respuesta al Presidente Revilla (Cantabria) sobre deuda pendiente del Estado por el hospital central de Santander. Por cierto, el silencio parece ser debido a una venganza por algo hecho o dejado de hacer por Revilla en los últimos tiempos.
La situación de bonanza general en la que se encuentra la UE después de superada total o parcialmente la enorme crisis reciente; el viento a favor, ha venido a favorecer nuestra economía aunque todavía lejos de que esa mejora alcance a todos los españoles, y el Gobierno se la ha adjudicado con la misma desfachatez que en los 80/90 el Gobierno entonces presidido por Felipe González se adueñó de los kilómetros de carreteras y autovías que las ayudas europeas regalaron a España para ayudarnos a salir de nuestro general retraso entonces y se adjudicó al PSOE sin vergüenza ninguna.
Pero, y aquí llega el coco para este Presidente: la corrupción hace su entrada triunfal en España (Así de grandilocuentes debemos recibirla, pues tiene una fuerza que la ha convertido en la preocupación principal del pueblo español) Podríamos haberla hecho frente desde el primer momento y habríamos evitado su desbordante crecimiento, hasta el punto en que se ha convertido ya sin duda: esta especie de cáncer que ha corroído y sigue corroyendo los estamentos más importantes de nuestro Estado.
Pero debería el Gobierno haber mostrado una inteligencia que no tiene. Un interés por el bienestar del país que no prueba tener salvo en sus alegatos electorales. Con ese rastro de inteligencia deberían haberse dado cuenta de que lo que se les estaba viniendo encima solo iba a crecer. Repito, con inteligencia entonces, y quizás todavía hoy, una retirada a tiempo, una dimisión concertada de todo el Gobierno y unas elecciones que no habría necesidad desde el primer momento de ganarlas, les habría ahorrado lo vivido y lo que les queda por vivir hasta que toda la porquería acumulada, que día a día parece que aumenta aunque sea siempre la misma, pero cambiando la apariencia de los afectados, se haya consumido.
Porque, quién duda de que entre los 8 millones de votantes del partido no vayan a encontrarse sustitutos cualificados, libres de cargas de corrupción, etc. para formar un nuevo gobierno, un nuevo y renovado partido, sin ministros reprobados. Y muy posiblemente el número de votantes futuros sería mayor, pues no habría entre ellos los miles, ¿millones quizás? que han votado últimamente tapándose la nariz o no lo han hecho aunque tampoco se hayan ido a otras ideologías.
Por ello me pregunto si la culpa del desaguisado que estamos viviendo no será culpa en mayor o menor grado de la actitud de esos cerriles votos de gente que se cree honrada, pero que no ha dudado en seguir manteniendo en el poder a los corruptos declarados. Gentes que con tal de que no entren otras fuerzas prefieren a «sus» malos conocidos, perdiéndose la posibilidad de descubrir a otros menos malos o mejores que a los que ahora soportan.
Es decir que ¿la culpa es del señor Rajoy o los votantes del PP?, que permiten lo que ocurre y se regocijan viendo que, a pesar de todas las pruebas que tenemos, ellos prefieren a corruptos, lo que sin duda perjudica sus propios intereses, desviando el dinero que podría ser utilizado en mejorar las estructuras del país; sus propios salarios y pensiones podrían haberse mejorado; hacer desaparecer los copagos en medicinas, etc.
Votante del PP, antes de votar piénsatelo dos veces. Primero, oblígales a cambiar, luego decide si les votas a ellos a otros o a nadie.
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