Uniposible
Recientemente, un compañero de esos de «los de toda la vida», de los que nunca han fallado en ninguna huelga, manifestación o lucha me preguntaba… «Pero… ¡un grupo de anticapitalismo hoy en día! ¿Para qué…?». Una pregunta que, en aquel otoño frío de bien mediado diciembre, de hojas caídas, naturaleza casi muerta y balcones siempre demasiado llenos de los «trapos» rojigualdas que hace ya más de setenta años nos fueron impuestos por aquellos que ganaron una guerra, asesinaron a lo mejor de nuestro pueblo y cercenaron de raíz las esperanzas de lo que fue el inicio de una revolución… una pregunta, decía, que te profundizaba aún más en la tristeza y en la melancolía viniendo de quien venía, de un «imprescindible».
Por un momento la realidad me vino a caer encima como una pesada losa, como un golpe de esos que te deja sorprendido, sin respiración. Y las noticias de los medios, de «sus» medios, parecían venir a confirmar la sensación de derrota. Noticias que nos hablan de cómo, al parecer, la caverna de la derecha franquista, ahora como antes, como siempre, repleta de corrupción y de ladrones de lo que es del pueblo, se veía cuando menos amenazada por unos bell@s jóvenes tan «anaranjados» y patrióticos como dispuestos a vender todo lo que un día fue público al mejor postor, siguiendo las indicaciones de sus «mecenas» del Ibex 35… Ocupando el puesto de una «izquierda» atenazada y temerosa de decir quién es, las razones de su existencia y de su lucha y sin mensaje ni propuestas ante el expolio cotidiano, habitual, continuo de los derechos laborales, de servicios públicos tan esenciales como la educación o la sanidad o de las pensiones. Y todo ello al mismo tiempo que los mismos que se llenan la boca constantemente de «democracia», «libertad» o sacrosanta e intocable «Constitución» nos llenan las calles de «mordazas» y los tribunales y las cárceles de aquellos que se atreven a llamar a las cosas por su nombre… Sí… ¡Poco espacio parecía quedar para la esperanza y podía uno acabar entendiendo a este viejo compañero que había decidido «bajarse» y quizás refugiarse en la tranquilidad y armonía de su hogar y su familia! Si no fuera porque no es verdad, porque es ilusorio pensar que puede uno librarse de la realidad simplemente con ignorarla… ¡como ya descubrió aquella avestruz que, cabeza bien metida en tierra, se llevó un buen zarpazo de un león hambriento que no estaba para tonterías!
Y fue entonces cuando pude sacar la mirada de mi propio ombligo para volver a ver como hasta un 40% de nuestr@s jóvenes están en riesgo de pobreza. Como son cada vez más los trabajador@s que, pese a tener un sueldo, no pueden huir de la pobreza. Como hay millones… ¡sí, millones de gentes de este estado nuestro que no pueden pagar la luz o el gas, o su propia vivienda hipotecada, en este invierno en el que parecemos haber recuperado la nieve y el frío! O que dependen de los comedores escolares o de los abuelos para alimentar aunque sea de aquella manera a sus hij@s… ¡y que apenas si atisban ninguna luz al final de ningún túnel mientras se ven obligados a aceptar el enésimo contrato temporal que llena los bolsillos de los de siempre a costa de la explotación de los trabajador@s! Al igual que la miseria cotidiana de tantas víctimas de las guerras imperialistas, de la rapiña del capital y de la explotación salvaje de las riquezas de tantos pueblos del mundo y que, como refugiados olvidados por todos o como inmigrantes, arrastran su pobreza y su desesperanza por una Europa rica que sólo tiene en la represión y los muros su respuesta… O el crimen contra una naturaleza extenuada, sobre explotada, casi extinguida, esquilmada en aras sólo de un incremento imposible de beneficios para el capital, aunque el precio sea nuestra propia vida… O la dominación patriarcal, tan económica como ideológica, sostén fundamental del sistema, también terrorista… ¡Y tantas miserias más que tienen el denominador común de tener su origen y explicación en la realidad de un sistema económico que en su búsqueda desesperada, enloquecida, obsesiva, esencial a su naturaleza, de la plusvalía, del beneficio en todo pero solamente para unos pocos, arrastrará a todo el planeta, a toda la humanidad, a su propia destrucción si es que no somos capaces de hacer nada por evitarlo!
Y sí… ¡Por eso la necesidad de un grupo de anticapitalismo! Para estudiar y analizar lo que en el mundo pasa y no nos cuentan, ya sea en las lejanas Siria, Palestina o Venezuela, eternamente acosadas por los imperialistas o en nuestros pueblos y barrios obreros, asolados no ya por la crisis sino por la propia violencia estructural del capitalismo… Buscando la información por medio de personas, organizaciones y medios alternativos a los del sistema, a sus «teles», partidos e «intelectualillos», meros «repetidores goebbelianos» de la mentira oficial. Y también para participar y llamar a participar en las movilizaciones por el derecho a decidir de los pueblos, o por la República o por la defensa de lo que es del pueblo y no puede ser objeto de negocio o por los derechos de las mujeres, de los refugiados y de los inmigrantes y de cualquier víctima de la inhumanidad de este sistema de rapiña y de explotación. Conscientes de la urgencia de superar el capitalismo y sustituirlo por unas nuevas relaciones económicas, sociales, humanas… socialistas. Te necesitamos, te esperamos… ¿te apuntas?
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