Sigue sin llover

Rosa Ortega – Garganta de los Montes

¡Comienza un nuevo curso! La comunidad de Madrid tiene competencias educativas desde hace 18 años. Mayoría de edad según las leyes españolas, soñada puesta de largo en proyectos de innovación y organización de centros; anhelado aumento de la inversión en educación pública, fallida evaluación inteligente del sistema y promesa eterna de pactos y acuerdos educativos. Dieciocho años, la edad de la luz y de la alegría, de los sueños y sobre todo del futuro.
Y aquí estamos, afrontando el curso 2017/2018 y se sigue hablando de bilingüismo como mejora universal de la educación, de la dura e insoslayable herencia de la dictadura y del gran acuerdo educativo, con el que vendrán nuevos gestores que tejerán sobre este páramo cultural un tapiz de brillantes ideas.
Siempre mirando hacia fuera y sobre todo al norte, a esos amigos altos, rubios y finlandeses con los que tenemos tan poco en común. Más cerca tenemos a los portugueses que partiendo de un nivel más bajo, han logrado un mayor progreso educativo, o a la Comunidad de Castilla y León que con menos inversión por estudiante obtienen mejores resultados en los informes PISA. En ocasiones, las mejoras educativas no son necesariamente mejoras económicas, es preciso PENSAR a qué dedicar el dinero y escuchar a los sabios que ellos nos ayudarán a trazar nuevos caminos.
En algunas circunstancias los sabios o simplemente esas personas que muestran buen juicio, prudencia y madurez en sus reflexiones y opiniones, están a nuestro lado.
Estoy pensando en mi amiga Rosa López, que se ha hecho mayor a pasitos para los que la rondamos desde hace años y muy rápido para ella, que sigue sintiendo esa alegría juvenil que siempre tuvo y que la hace parecerse a «Correcaminos» escondido tras un gran bolso de piel fina. Desde que la conozco es alta, guapa y atiborrada de circunloquios, incluidos en su buen conversar. Rosa tiene muchos amigos y amigas y sé que a más de una le encantaría escribirle bonitas palabras de amor. Ahora que está tan cerca de abrazar la vida del júbilo y el no parar, me gustaría recordaros que es una de esas voces que tienen que seguir contando para los maestros y maestras de esta sierra, de esta comunidad y si me apuráis de este país.
Nos conocimos entre educación y croquetas en los albores del programa Casa de niños, ella ya había trabajado antes en escuelas infantiles, adultos y sobre todo ya tenía dos hijos que daban buena cuenta de su excelente mano para tratar con la infancia.
Ha sido maestra, guía de maestras, luchadora y observadora activa de la deriva y el transcurrir que la tarea educativa ha tenido en estos últimos 30 años y tiene mucho que aportar. Se retiran los más sabios.

El poema de este mes está dedicado a ella y es de Walt Whitman, de su libro Hojas de Hierba.

He observado que me basta la compañía de aquellos a quienes
Amo.
Me basta por la noche la compañía de los demás.
Me basta estar rodeada de la carne reidora, anhelante, extraña, hermosa.
¿Es poco andar en medio de ellos o tocar a alguno o apoyar levemente el brazo un momento alrededor del cuello de él o de ella?
No pido mayor deleite, me sumerjo en él como en el mar.
Hay algo en permanecer cerca de los hombres y mujeres y en contemplarlos y en su contacto y en su olor, que es grato al alma.
Todas las cosas son gratas al alma, pero éstas le placen más.

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