LA INGENUIDAD NO ES INOCENTE

Rosa Ortega
La reina y el rey recorren en una carroza descubierta la avenida que conduce hasta un apartamento de 58 metros cuadrados situado en la calle de la Albufera, en el madrileño barrio de Vallecas. Allí les esperan sus dos niños de 6 y 8 años, preciosos querubines de ojos azules y mirada borbónica. Han acabado el cole hace poco y asisten a un campamento de verano. El campamento se realiza en el colegio público del barrio y tiene actividades, comida y un servicio de acogida con merienda, aunque los principitos este año no se quedan a comer. Les recoge su abuelo, el rey emérito, y les lleva a la piscina municipal que «mola mucho».
El año pasado, sus papás trabajaron poco, porque hubo un lío con el gobierno en funciones y tuvieron que estar 315 días en paro, por eso se quedaron a comer y a merendar en el campamento, pero no importa porque allí conocieron a Maysa, una autentica princesa marroquí que acababa de llegar de su país con su madre y su hermana ( su papá vino hace meses) y a la que le gustaba sobre todas las cosas, jugar y reír con los niños del campamento. También estaba Khaled de 8 años, refugiado sirio y víctima de la terrible e injusta situación que vive su país. A este niño le apasiona el fútbol y se siente capaz de conquistar el mundo, dando patadas al balón como si de un misil de larga distancia se tratara.
Entre cantos de sirena, por una alameda con banderas, gaitas y gaiteros , trompetería, brillo de sables y sombreros de colores, circula la comitiva real. En sus «reales» pensamientos, aquello que debería ser su trabajo: las demandas de asilo, los 795 millones de personas que pasan hambre en el mundo, la desaparición de los glaciares en La Antártida, el recorte en las becas universitarias, la pobreza energética (también en los meses de verano), la decadencia de la inversión en ciencia en España, la corrupción, e incluso los desaparecidos en la guerra civil española.
En su discurso, la vitalidad de nuestro comercio e inversiones, la apertura al exterior de nuestra economía y la necesidad de hacer amigos.
El rey y la reina están llegando de su viaje a Marte, ella lleva un vestido amarillo limón y uno de sus singulares sombreros espaciales, él exhibe un elegante traje de astronauta. En su maleta, la promesa de acabar con el hambre en el colegio de sus hijos y el dinero para construir un polideportivo más grande en su barrio. Son presentes humildes comparados con el viaje tan largo que han tenido que hacer esta vez, pero la realidad cada vez está más lejos de la política y de sus pensamientos.
Don Antonio Machado nos regala un «poema de guerra».

LA PRIMAVERA
Más fuerte que la guerra –espanto y grima–

?cuando con torpe vuelo de avutarda?

el ominoso trimotor se encim

a?y sobre tu vano techo se retarda, 

?hoy tu alegre zalema el campo anima, 

?tu claro verde el chopo en yemas guarda. 

?Fundida irá la nieve de la cima

?al hielo rojo de la tierra parda. 

?Mientras retumba el monte, el mar humea, ?

da la sirena el lúgubre alarido, ?

y en el azul el avión platea, ?¡

cuán agudo se filtra hasta mi oído, 

?niña inmortal, fatigable dea, ?

el agrio son de tu rabel florido!

¡FELIZ VERANO!
Isabel 2 celebra el jubileo del zafiro
Me parece bien este ir y venir por el mundo haciendo caso omiso de todas las leyes religiosas que nos siguen dando

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