Miguel Ángel Granado
El parasitismo en las aves es un fenómeno poco habitual. Hace ya tiempo, hablamos en esta sección del periódico, sobre el Cuco común: https://www.sendanorte.es/secciones/naturaleza/2171-el-cuco
En ese artículo comentaba, entre otras peculiaridades, la capacidad de este ave para poner los huevos en nido ajeno y, de este modo, ahorrarse el periodo de incubación y ceba de los pollos. Pues bien, en el presente hablaremos de la otra especie existente en nuestro país que, también parasita nidos. En este caso nos referimos al Críalo europeo (Clamator glandarius), ave de mediano tamaño, de cola larga con borde blanco y alas que se van estrechando aunque no tanto como las del cuco. La parte dorsal de su cuerpo es de color marrón oscuro con multitud de motas blancas, contrastando con la parte ventral que es blanquecina y con las plumas de la garganta de color amarillento. En cuanto a la cabeza, el píleo y la cara son de un color gris plateado en adultos y, en los jóvenes es oscuro. En el píleo (zona superior de la cabeza), su parte posterior termina en una pequeña cresta ligeramente eréctil. Es un poco más esbelto que el cuco aunque sus dimensiones son parecidas: su longitud es de 35-39 cms. y pesa unos 150 gramos. El críalo es estival pero es de los que más tempranamente llega a nuestras latitudes, a principios o mediados del mes de febrero. Está bien repartido por la Península aunque falta en la cornisa cantábrica y la zona norte de Galicia; asimismo no cría en las islas Baleares ni en las Canarias. En nuestra comarca le observaremos bien hasta los 1300 metros de altitud. El críalo es muy importante en aspectos como la alimentación, ya que se nutre mayoritariamente de larvas de lepidópteros como la tan perjudicial procesionaria del pino. Puede comer también saltamontes, hormigas, libélulas, lagartijas,…
Nos centramos ahora en su biología reproductora, rasgo más curioso y llamativo de este pájaro tan singular. El hábitat que ocupa es el mismo que el de las especies de las que se aprovecha, fundamentalmente Urracas y, en menor medida, Cornejas; le encontraremos en zonas más o menos abiertas como sotos, bosquetes, vegas, encinares adehesados, pastizales, ambientes cercanos a marismas, etc. Su ciclo reproductivo coincide con el de las urracas u otras especies de córvidos que parasita: crían de marzo a junio. A la hembra del críalo se le activa el celo, coincidiendo con la época de puesta de sus huéspedes; puede poner un huevo cada dos días en rachas de unos 6 huevos; luego descansan 4-5 días y vuelven con otra racha similar; en total pueden llegar a poner más de 25 huevos en distintos nidos de urraca. Es curioso que parasiten nidos de córvidos, ya que éstos son muy perspicaces; sin embargo utilizan una estrategia muy efectiva: primero seleccionan unos buenos padres; luego el macho de críalo atraerá la atención de la pareja de urracas, haciendo que abandonen el nido, momento en el cual la hembra de críalo deposita la puesta (normalmente un huevo pero en ocasiones dos o tres) en el nido ajeno con bastante premura, a la vez que tira fuera algunos de los que hay. Éste es prácticamente idéntico a los de las urracas, con lo cual ellas siguen incubando como si nada. A los 11-15 días eclosionan el/los huevos, adelantándose cuatro o cinco días a los propios del hospedador. Esta diferencia de edad, hará que los pollitos del Críalo sean más grandes, además de muy voraces; los propios de la Urraca tienen pocas posibilidades y morirán de hambre o por aplastamiento. Transcurridas más de dos semanas, abandonarán el nido y, en poco tiempo, se unirán a sus padres, con los que realizarán la migración hacia África. Destacar que la pareja de críalos se preocupa por su descendencia, haciendo seguimiento tanto en la incubación como en la crianza, con visitas esporádicas al nido ajeno. Es de las especies estivales que antes nos abandona y regresa a sus cuarteles de invierno ya que, desde el mes de julio, emprenden el camino hacia el sur.
En nuestro país, el Críalo se encuentra en buen estado, con incrementos de sus poblaciones; aunque hay que resaltar que no son cantidades estables, a veces sufren fluctuaciones significativas. Sin embargo, en otros países de la cuenca mediterránea, ya sea Europa o el norte del continente africano, se encuentra amenazado. En nuestra geografía se halla el mejor contingente europeo. Aparece con la figura «De interés especial» en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas. Aunque sea un ave oportunista y esto nos disguste, debemos cuidarle. En la naturaleza todo tiene un porqué y, en contraposición, esta especie resulta muy beneficiosa porque es la única que combate las plagas de procesionaria.
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