Rafael de Frutos Brun
Un año más, Montejo cumple con una tradición levantando en la plaza el símbolo como recuerdo de lo que ha sido durante toda la vida la fiesta del Mayo.
Lo vivimos en nuestra juventud (porque nos lo dejaron de herencia nuestros antepasados) y aunque algunas costumbres han pasado a mejor vida, en la retina quedan los recuerdos y las vivencias que hoy contamos.
De siempre la noche del 30 de abril, reunidos los mozos previo aviso de los alguaciles, se hacía el sorteo de las mayas; consistía en poner los nombres de todas las mozas del pueblo en una bolsa y se hacía lo mismo con los nombres de los mozos; los alcaldes sacaban a la vez dos papeletas y emparejaban a la juventud; cada cual escuchaba el nombre de la maya que le correspondía en suerte ese año; ya sabía ese mozo que debía retamar =enramar= a su maya los siguientes días: el día 1 de mayo, el día de la Ascensión, el Corpus, y el día del Cordero (pascua de Pentecostés).
Algún año dicen que se retamó el día de S. Juan o S. Pedro.
Inmediatamente después se elegían los dos alcaldes nuevos que se encargarían durante el año de organizar fiestas, rondas, escotes, hornazo, Judas y demás fiestas juveniles.
Previamente la tarde del 30 de abril los más jóvenes, retameros que habían entrado de mozos, ya tenían visto cual era el mejor árbol (mayo) que se colocaba y se coloca en la plaza ante la mirada de todo el pueblo y buenas medidas de seguridad.
El poner el mayo en vertical como lo estaba en el monte es toda una liturgia; este año nuestro protagonista mide 26 m. de altura y le falta un par de metros de su copa porque se ha roto. El trabajo es todo manual y se va escuchando la voz de un experto para que no haya problemas. Tres largas sogas en tres diferentes lugares y agarrados los mozos a las mismas, consiguen subirle con el esfuerzo de todos. Una ceremonia que es aplaudida cuando el árbol queda a plomo. Aplausos, fotografías, limonada y bizcochos para todos.
Cada mozo se comprometía a retamar con piorno =retama= a su maya además de bailar con ella el día del Cordero la primera jota que se tocaba en la plaza con guitarreros casados y ella a su vez agradecía a su mayo que lo hubiera sido, obsequiándole con un plato de rosquillas «super grandes» que al anochecer le llevarían a su casa. «Toda una liturgia».
Desde día 1 de mayo hasta Pentecostés ya se sabía que en los balcones que estaban enramados había una moza; ¡qué recuerdos de aquellas rosquillas grandes y de un sabor diferente. No me resisto a decir cuál era su receta y su modo de hacerlas:
Ingredientes:
6 huevos, 1 copa de anís o aguardiente, ralladura de una naranja, 2 cucharadas de aceite de oliva, 2 de azúcar, harina según admita la masa que tiene que quedar un poco dura.
De los huevos se separan dos claras para hacer el punto de nieve; se hacen las rosquillas de tamaño más grande que de costumbre; se cuecen en un caldero con agua durante 2 minutos hasta que suben a la superficie; se sacan del agua inmediatamente y se ponen a cocer en un horno previamente calentado a 150 grados hasta verlas cocidas (doradas); se sacan, se hunden hasta la mitad en la fuente donde tenemos el punto de nieve, se las deja secar dejando el baño de nieve por arriba que hemos preparado con otras 4 cucharadas de azúcar por cada clara.
Todo no se ha perdido en Montejo; se sigue poniendo el mayo y que sea por muchos años, como símbolo y testimonio de que aquí hubo una gran tradición de los mayos con sus rondas, sus rosquillas, su fiesta del Cordero, su retamar los balcones…
Desde la lejanía que los años le sitúan a uno de estos recuerdos, yo me pregunto y pregunto a mis paisanos: ¿Por qué no se hace la fiesta completa? Es una fiesta hecha por nosotros, nadie nos la imponía, disfrutaba el pueblo y los que nos visitaban, las casas con la retama estaban adornadas………algunas mayas me recordaban no ha mucho quién había sido su último mayo;» las rosquillas las hizo mi madre………» ,»bailé la jota vestida de serrana…», «fui Mayordorma o Menordoma aquel año…», «cuando ya tuve novio me retamaba mi mayo y mi novio…».
Te traigo estos recuerdos, nostalgias, vivencias para volver un ratito a tu juventud.
Montejo mayo 2017
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