Es Madrileña tiene 39 años y vive en la Sierra desde hace 10, actualmente en Valdemanco, aunque llegó primero a Bustarviejo, cuyas montañas le han servido de inspiración en alguna de sus coreografías. Se ha formado como coreógrafa, bailarina, actriz y escultora. Ha trabajado en el Teatro Real y con compañías como Larumbe Danza, Fura Del Baus, Morboria, Marina Bollaín… Y también ha formado su propia compañía. En la actualidad trabaja como titiritera en el colectivo The Winged Cranes, dirigido por Alejandra Prieto y es creadora junto a Sonia Muñoz de la obra de danza, teatro y títere «Fauno» con el apoyo de Factoría Sierra Norte.

En los últimos años dedicas mucho tiempo a la formación…
En 2008 decido dedicar más tiempo a enseñar y no sólo dar clases a adultos dentro del ámbito profesional. Es entonces cuando me contratan como profesora en la escuela Municipal de Villalba, luego en Manzanares el Real y por último en Bustarviejo. En esa época me formé con la metodología de Emile Dalcroze en Barcelona, especializa en pedagogía infantil. Durante esos años tuve la oportunidad de crear un proyecto de escuela en Bustarviejo y desarrollar mi propia metodología como docente. Combino la parte artística con la docencia y me he especializado en Danza Comunitaria y pedagogía Infantil.
¿Por qué bailas?
Porque amo la danza, es mi naturaleza. Soy un ser danzante.
Cuéntame de tus proyectos de danza comunitaria en la Sierra
Mi interés en la Danza Comunitaria comienza cuando después de una larga trayectoria como bailarina y coreógrafa quiero dedicar mas tiempo a la docencia. En ese momento se presenta la oportunidad de estar más cerca de alumnos, familias y comunidad en la Sierra.
Lo primero que hago cuando llego a un pueblo o zona donde voy a trabajar la danza comunitaria es conocer a sus mayores que son sus raíces, luego los niños y a continuación los padres, familiares y amigos que están entre estas dos generaciones. Mi objetivo es crear un contexto de participación intergeneracional de enriquecimiento mutuo mediante la danza.
Las lineas de acción son la educación por el arte y la inclusión social.
La Danza Comunitaria me permitió crear proyectos donde generar conciencia individual y colectiva. Se desarrollan estableciendo una comunicación que trasciende la comunicación verbal.
Una reinterpretación de discursos sociales, abordando elementos cognitivos, corporales, afectivos, sociales, éticos y finalmente lo lúdico que es lo más importante, ya que como personas nos reafirma el placer de vivir.
Y de esta forma fui apostando y reafirmándome en un proyecto de Danza que incluye a toda la comunidad.
¿Qué te ha aportado la Sierra?
La sierra me ha dado la posibilidad de crecer como artista y persona y me siento muy agradecida.
El último proyecto que desarrollé lo he realizado este verano en Lozoyuela durante la primera quincena de julio. He montado » Cuadros de una exposición» de Musorky, una versión de «La Flauta Mágica» en Bustarviejo y en Budia (Guadalajara) y por último una versión de Coppelia en Bustarviejo, Budia y Lozoyuela.
Cada pieza se desarrolla en el contexto de Danza Comunitaria teniendo en cuenta la participación de los diferentes colectivos y desde temáticas donde se refuerzan los vínculos familiares y de la comunidad.
Cuéntame también de tus proyectos futuros, el de la escuela itinerante
La propuesta de la escuela pretende llevar la danza a pueblos dela sierra creando un espacio para descubrir, sentir, percibir, adquirir conocimientos y conciencia corporal. Es una escuela donde mediante el juego y disfrute se despierta la intuición, incorporando la música, el teatro y el dibujo. La Danza Creativa, el Folclore, Danza Clásica y Danza Contemporánea se combinan en un programa pedagógico de calidad con una larga experiencia en la docencia y en la participación de proyectos de escuela municipal teniendo en cuenta sus objetivos.
La propuesta es ir a Lozoyuela, Valdemanco, Navalafuente, Bustarviejo y cualquier pueblo que esté interesado en un proyecto de este tipo. Va dirigida a toda la comunidad, mayores y pequeños.
¿Cualquiera puede bailar?
Sí, todos somos danzantes. Lo que pasa es que ya nos hemos olvidado. Los niños son un ejemplo claro, ellos danzan, no necesitan aprender a bailar. Su aprendizaje se enfoca en reafirmar ese placer de danzar incorporando los detalles técnicos de manera progresiva sin perder la frescura.
Todos hemos bailado y bailamos. Nuestro cuerpo está en constante movimiento. Cuando mostramos nuestras emociones nuestro cuerpo se está expresando; la danza lo amplifica pero en sí nuestro cuerpo ya esta bailando. La danza nos ayuda a expresar emociones que con palabras no se podrían. Es una práctica que nos integra y nos hace conscientes de que somos parte de esta tierra. La danza en comunidad nos ayuda también a expresar nuestra celebración de la vida. La danza es vitalidad.
¿Cuáles son las dificultades y ventajas de desarrollar tu proyecto en la Sierra?
Creo que la mayor dificultad es el desconocimiento sobre lo que es la danza. Hay muchísimos prejuicios y vivimos en una sociedad donde se da mucha importancia al tipo de imagen pública; nos limita, aliena y nos anula a la hora de expresarnos. La danza nos hace reconocer nuestra singularidad como seres humanos y a la vez ser capaces de compartir con otros seres en armonía.