Carlos Pérez González

Por segundo año consecutivo hemos sufrido una enorme riada en el rio Lozoya a su paso por los términos de Rascafria, Alameda y Pinilla, principalmente, la cual ha venido con multiplicada fuerza destructiva sobre la riada del pasado año y todo ello a pesar de que informamos a la Confederación Hidrográfica del Tajo y a los tres Ayuntamientos afectados, sobre las causas, bien conocidas, que producen desde el rio estos daños y donde les recordamos las medidas preventivas que antaño se aplicaban y que deberían de reimplantarse con urgencia. No se aplicaron medidas y este año los desastres han sido mucho mayores.
El alcance de los daños de este año todavía puede verse, reses muertas, fincas arrasadas, caminos anegados, alcantarillas reventadas, arboles y vallados destrozados, colectores destruidos que ahora vuelcan sus aguas negras sobre el agua limpia, polígonos y naves dañados, etc., de una manera que nadie recordaba haber visto, ya que antes se cuidaba y limpiaba el cauce del río y sus riveras.

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Estas labores de limpieza que antaño se hacían con la participación de los rivereños, mejores conocedores del río, evitaban estos percances. Ahora el cauce del río es prácticamente superficial, al no limpiarse, la grava ha creado diques que obligan al río a desviar su cauce, el cual acaba tomando la línea recta y arrasando con todo. El mayor daño que se hace con la no limpieza del río es el del cambio del trazado del río, lo que es un importante atentado ecológico y medioambiental.
Un río, antaño comprendido, respetado y cuidado por los rivereños y limpiado con las indicaciones de los mismos, que aportaba vida y era su amigo, ahora, les agrede, justo cuando contamos con más estamentos que nunca para evitar esto.
Es evidente que los estamentos deben retomar y llevar a la practica el principio básico de todo buen profesional que es «obtener primero un profundo conocimiento del entorno», que se obtiene en el lugar y con el conocimiento y experiencias de los rivereños, pues conocen su río y pueden decir lo que no se está haciendo o se está haciendo inadecuadamente.
Desde aquí pedimos a la Dirección General de Aguas, a la Confederación Hidrográfica del Tajo, a la Consejería de Medio ambiente de la Comunidad de Madrid y a los Ayuntamientos de Rascafria, Alameda y Pinilla, que sumen sus esfuerzos, con los rivereños (Propietarios, ganaderos, etc.) para establecer una plan de actuación que se aplique y pueda evitar estos desastres (Directiva 2007/60/CE del Parlamento europeo y consejo de la Unión), y desde luego preservar el cauce histórico del río, que de seguir así acabara siendo una línea recta desde EL Paular hasta el embalse de Pinilla.

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