En clave de
F. de la Vega

El número de este periódico publicado en enero traía un artículo sobre unos refugios que la Comunidad de Madrid ha construido por una Sierra de Guadarrama. Se titulaba «Refugios para evitar los daños causados por lobos al ganado». Buena idea y sin embargo…
Esto me plantea algunas interrogantes. Espero que los buenazos amantes de los animales no se me enfaden.
Bueno la cuestión es para quien son los refugios: para los paseantes, para los ganaderos, para las ovejas, vaca y cabras; para los perros salvajes, para los forestales, para los observadores de tan tiernos animalejos, o para los políticos o técnicos que legislan y deciden sin sentarse antes con los que son afectados.
La presencia de los lobos no sólo afecta a vacas, cabras y ovejas; su presencia también está desplazando a otros animales como los jabalis, o los corzos a zonas más bajas y más transitadas por los seres humanos y sus vehículos; porque a ellos nadie les va a enseñar a usar esos refugios.
Y eso es un peligro. En los últimos meses más de un vehículo ha chocado con alguno de ellos.
Aunque en las noticias sólo salen los lobos atropellados en las últimas semanas. Y tras las polémicas del último año, con los ataques reales o supuestos de los lobos a varios ganaderos, me quede con un dato. Los lobos no se acercan a las personas, son tímidos y son difíciles de ver. ¿Qué les habrá pasado?, son más audaces o han comido alguna seta en mal estado.
No deseo mal a los lobos, pero los experimentos a veces no salen como los sabios quieren. Si no, véase jurasik park.