Adolfo Hernán González-Alcalde de La Acebeda por el Partido Popular
Cuando se acerca el final de legislatura y al mismo tiempo el final de mi mandato, quiero exponer en esta líneas, un pequeño balance de lo que han sido estos 16 años al frente del ayuntamiento. En las Elecciones Municipales de 1999 fui elegido por el 100% de los electores de la Acebeda. El pueblo donde había nacido mi madre y muy cerca de Horcajo de la Sierra, donde era natural mi padre, además de los 50 años que mi abuelo materno dedico a la Secretaría de la Acebeda y Horcajo, me animó a trabajar por este pueblo al tener raíces profundas de mis antepasados familiares.
Con la mayor de las ilusiones y enorme cariño, comencé la tarea de mejorar las estructuras sociales y urbanas del pueblo. Lo primero que me encontré fue un Ayuntamiento que habría al público solo los lunes de 10:00 a 15:00 horas y cerraba toda la semana hasta el siguiente lunes. Rápidamente envié una carta al entonces Presidente de la Comunidad Alberto Ruiz Gallardón, diciéndole que yo no estaba dispuesto a perder el tiempo de martes a viernes sin dar servicio a los ciudadanos. A los pocos meses el Presidente aprobó una subvención para auxiliares administrativos que se incorporarían a los Ayuntamientos que padecían tal desequilibrio funcional.
Superado ese escollo, comencé a solicitar entrevistas a Consejeros y Directores Generales de la Comunidad de Madrid para presentarme y al mismo tiempo recaudar afectos para mis intereses locales, pues al fin y al cabo el dinero sale de la Comunidad. La fisonomía urbana del pueblo es hoy una agradable imagen para propios y extraños, sin embargo no he conseguido llevar a buen puerto, los proyectos que hubieran dotado a la Acebeda de población joven, viviendas y trabajo. Todos los proyectos han sido sistemáticamente ignorados por una Comunidad que dice ser, creadora de empleo y riqueza, pero para otras zonas del territorio y no para la sierra pobre.
Una planta embotelladora de agua mineral que hubiera creado 20 puestos de trabajo. Una permuta de suelo que hubiera permitido crear vivienda para gente joven. Una mini residencia para los mayores del pueblo que hubiera creado 6-8 puestos de trabajo. La carretera de la Acebeda a Robregordo para el acercamiento de ambos pueblos. La depuradora de aguas fecales, que nos hubiese igualado al resto de pueblos en calidad hídrica de los ríos.
La protección y regulación de la riqueza micológica, que hubiera permitido crear 2-3 puestos de trabajo en cada municipio y además jornadas gastronómicas que traerían muchos visitantes a la zona. El tren turístico que incompresiblemente el Ministerio de Fomento no pone a disposición de este loable proyecto, la reparación de la vía Madrid-Burgos. El centro de especialidades medicas de Buitrago, que hubiera evitado los desplazamientos a Madrid, de una población dispersa y muy envejecida. En 37 años de «democracia», la Comunidad de Madrid no ha permitido a los pueblos de la Sierra Norte, ni siquiera el Desarrollo sostenible que tanto se habla en los foros internacionales. Tampoco ha cumplido con el Art.130 de la Constitución Española en el cual ordena «el tratamiento especial a las zonas de montaña y la equiparación del nivel de vida de todos los españoles, «¿prevaricación?.
En definitiva, esta Comunidad es la antítesis con su Consejería de Medio Ambiente, para el desarrollo de la Sierra Norte.
Ya están a la vuelta de la esquina las Elecciones Autonómicas y sugiero a los habitantes de la Sierra Norte, que quién nos ha ignorado durante tantos años, no son dignos de nuestra confianza.
El Balance Final: Pueblos bien arreglados pero sin vida humana ni riqueza alguna.
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