Rosa Ortega Serrano
Además de la crueldad de las imágenes de esta antigua guerra, que ahora está de maldita actualidad, hay economistas que nos ofrecen una visión distinta del porqué de esta violencia, que unos sufren y otros provocan. Aparece China como una potencia económica mundial que necesita de guerras y exterminios para extender su hegemonía dineraria y frente a ella el otro gigante bélico, EEUU. El mundo de las altas expectativas nuevamente dividido en dos bloques: dos planetas con multitud de despiadados satélites cada uno. Abrazan una nueva guerra fría, justifican dos guerras (recordemos Ucrania invadida por Rusia) y pretenden distraernos de tanta matanza inútil: pura ignominia, vandalismo, crueldad máxima. Matan a los niños para que se acabe el mundo, ¿o qué? Tanto hablar del cambio climático cuando tenemos unos líderes económicos y políticos capaces de destruir el planeta ellos solitos.
He leído en algún sitio que en este contexto de guerra entre palestinos e israelíes no se puede hablar de historia, “esto es maldad pura”. El relato de los hechos, las imágenes, están por encima de todo lo que se diga y escriba, por supuesto de magnas visitas y justificaciones de un pasado de exterminio. ¿No pueden entender esos señores que venden armas, lanzan misiles, conquistan territorios, que la guerra la padecen sobre todo los civiles? Mujeres, niños, hombres sin fusil o con fusil en legítima defensa, que solo quieren vivir en paz con los pies en la tierra y no en la prometida, sino en la de cada uno y de todos. Son personas de uno y otro lado que, aunque al ir a comprar el pan maldigan la presencia de los soldados, necesitan comida cada día, llevar a los niños al colegio, comprar, vender, limpiar la casa. Ellos también ríen en la cocina, se comprometen políticamente, luchan por la educación de sus hijos, protestan por el funcionamiento de los transportes públicos…¡¡¡Viven!!!
Muchas veces he hecho gala de mi ingenuidad para justificar mi ignorancia, me encantaría darles datos y más datos sobre cómo los Putin, Netanyahu, Baden, los Kim Jong-un, Trump, los o las Von der Leyen… y demás hombres de guerra, diseñan sus guerras, pero solo sé quejarme, llorar, patalear, invocar al dios de las almas simples, cotidianas, a las mujeres (madres o no), suspirar y seguir mirando. Rescato de un “senda norte” del año 2017 al poeta Mahmud Darwish (Birwa, Palestina, 1941. Houston, EEUU 2008). Es uno de los poetas más importantes y reconocidos de la literatura árabe contemporánea.
NOSOTROS AMAMOS LA VIDA
Nosotros amamos la vida cuando hallamos un camino hacia ella,
bailamos entre dos mártires y erigimos entre ellos un alminar de violetas o una palmera.
Nosotros amamos la vida cuando hallamos un camino hacia ella.
Robamos un hilo al gusano de seda para construir nuestro cielo y concluir este éxodo.
Abrimos la puerta del jardín para que el jazmín salga a las calles cual hermosa mañana.
Nosotros amamos la vida cuando hallamos un camino hacia ella.
Allá donde estemos, cultivamos plantas que crecen deprisa y recogemos mártires.
Soplamos en la flauta el color de la lejanía, dibujamos un relincho en el polvo del camino
y escribimos nuestros nombres piedra tras piedra. ¡Oh, relámpago! Ilumina para nosotros la noche, ilumínala un poco.
Nosotros amamos la vida cuando hallamos un camino hacia ella.
Este mes no tengo ninguna duda de que estas palabras escritas seguirán de plena actualidad cuando se publique el periódico.
Si pueden, disfruten del otoño.
Qué palabras tan bonitas, para una situación tan injusta, tan inexplicable…que no haya más solución que la muerte, la destrucción y que luego los dirigentes vayan a hacerse allí la foto… en manos de quién está el mundo, ¡nuestro mundo! es penoso