Luis Francisco Duran Carretero
Pues sí. Le criticamos y casi odiamos a los gabachos, pero tenemos que aprender mucho de ellos a la hora de reclamar derechos.
Mientras aquí agachamos las orejas a las elucubraciones del señor Escrivá, a la sazón Ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migración y que el gobierno y sus atlátares aprueban y aplauden y, por supuesto con la connivencia de los sindicatos, que siguen viviendo de la sopa boba, que nosotros pagamos. Han acordado la subida de la edad de jubilación de sesenta y cinco a sesenta y siete. En Francia, los franceses se han cabreado (aquí también pero chitón que se enfadan los del gobierno y nos quita la paga del finde) y han hecho un pequeño homenaje a la toma se la Bastilla y recordando al catorce de julio de mil setecientos ochenta y nueve, por lo que han puesto el país patas arriba y arde Paris y media Francia. ¡Con dos cojones¡. Aquí lo único que arde son las ascuas de las barbacoas, ya sean de marisco como de chuletas o chuletones, al punto como le gustan al presidente, de los sindicatos. Y, eso que “solo” les han subido la edad de jubilación a los sesenta y dos a los sesenta y cuatro años, que aquí es cuando salimos de la escuela…
Esos sindicatos sí están con los trabajadores y les da igual el presidente y el gobierno que haya y del partido político que venga o represente, si la ha cagao y hay que darle matarile se le da y p02unto al asunto. Se ocupan las calles y se le hacer saber a quienes corresponda, que si está ahí es porque les han votado, pero que si continúan puteando al personal, les van a botar, pero del gobierno.
Aquí, por el contrario, los sindicatos se amadrinan con el gobierno y dicen a todo que sí y a los curritos que les den.
Vuelve el señor Ministro a apretar un poco más la tuerca y lo mejor que se le ocurre es, que los que nos tenemos que jubilar, aguantemos unos años más que nos van a dar la escalofriante subida de un cinco por ciento y por año. (Algunos vamos a acabar con cincuenta años cotizados. Maravilloso¡¡) Dos chales nos vamos a comprar, uno para invierno y otro para verano.
¿Qué dicen a esto los sindicatos? Nada, absolutamente nada. Pero no porque no tengan nada que decir, que seguro que en otro tiempo sí tendrían razones más que de sobra para hacerlo. Como ahora, pero se las aguantan. Y es que, claro está, tiene que demostrar su nivel y educación y, como sabemos todos, es mala educación hablar con la boca llena.
¡Salud!
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