El 10 de septiembre, en la plaza de la Constitución, Pedrezuela vivió un día especial, con el recuerdo, el homenaje a una persona que, sin haber nacido en el pueblo, vivió y convivió durante más de 40 años con el resto de vecinos, desde sus múltiples facetas: José Ignacio del Amo Lobo, fallecido en enero pasado.

El pleno del ayuntamiento aprobó dar su nombre al edificio municipal Escuela de las Artes “José Ignacio del Amo Lobo”, por sus múltiples contribuciones.

En el acto, estuvo el alcalde Rafael Turmes, la Primera teniente de alcalde, Ana Romero, acompañando a la familia de José Ignacio, a miembros de asociaciones y muchos de sus antiguos alumnos.

Se descubrió una placa en su honor.

Nació en Villalobos (Zamora), de donde era originaria su familia, pasó gran parte de su vida en Pedrezuela. Después de ser profesor en distintos colegios de la Comunidad de Madrid, llegó a nuestro municipio en 1980 como director del Colegio Público de Pedrezuela, una escuela rural en la que en un mismo aula se impartía clase a tres cursos de manera simultánea.

Sus alumnos le recordaron con gran emoción, la propia Ana Romero, fue alumna primero, y más tarde compañeros de partido (PSOE)

Contribuyó a enseñar y educar a las nuevas generaciones de chavales en los valores democráticos, así como en el respeto al medioambiente y a lo público. Introdujo grandes e innovadores cambios en la escuela de Pedrezuela, sin apenas medios ni libros, con excursiones para dar a conocer el entorno y la historia, lograba despertar el interés de sus alumnos, que salieron con unas de las mejores preparaciones académicas de la zona.

Sus últimos años de profesión los desempeñó como director  del IES Público Alto Jarama en Torrelaguna. 

Hombre de múltiples facetas, fue secretario de organización de la agrupación Socialista de Pedrezuela durante más de 20 años y concejal de Cultura y Educación. En esa etapa creó la Casa de la Cultura, donde puso en marcha multitud de proyectos y actividades. Logró que los propios vecinos participaran y tomaran la iniciativa en la vida cultural de Pedrezuela. 

Su afán por crecer como persona a través del conocimiento y del saber, le llevó dedicar parte de su tiempo a la investigación y la historia, y fruto de ello fue el descubrimiento en el archivo municipal de un documento esencial para Pedrezuela, la Carta Puebla de 1331, que le dio al pueblo su identidad como tal.

Asimismo en su trayectoria promovió el asociacionismo como recodaron desde la asociación de mujeres Azalea.