ÉPOCA DE CAMBIOS

 Rosa Ortega Serrano

¡Menudo mes de agosto! Parece que los dioses, hartos de humanos imbéciles nos quieren tropicalizar, acelerando este cambio que además de climático es existencial. Esta forma de vida ya no nos renta (término recién adquirido): se nos queman los campos y las casas, al mismo tiempo que otros sufren inundaciones catastróficas. Nos asamos en verano y nos helaremos en invierno por falta de eso que llaman “combustibles fósiles no renovables”, somos lo que se dice un lastre para nosotros mismos y para nuestras mismas y futuras generaciones.

Y hablando de los jóvenes, una amiga me hace ver que han perdido la esperanza: ¿dónde vivirán?, ¿cuántos sobrevivirán?, ¿hará mucho frío o mucho calor?, ¿qué van a comer?, ¿cómo serán sus trabajos? Tal vez esa incertidumbre es el origen de su inmediatez, de la necesidad de improvisar la vida, de crear y luchar. Para explicar este galimatías que mezcla la creatividad con la colectividad, me ofrecen el termino artivista, se lo compro.

Cae la natalidad en España y está a punto de empezar un nuevo curso académico con una escuela pública que compite sin igualdad de condiciones con la enseñanza concertada y privada (al menos en la Comunidad de Madrid). Se cierran aulas en muchos centros educativos, pero ya sea por razones económicas o de segregación, es la escuela pública la que lleva camino de ofertarse como subsidiaria de la concertada. En Madrid es la bandera de la libertad la que crea desigualdad: tenemos libertad para elegir centro, pero dependerá de cuál sea nuestro barrio o de que nuestra familia puede pagar los extras que exige la escuela concertada.

La libertad, concepto filosófico, supervalorado en nuestros días. En la antigüedad hacía referencia a las personas que habían nacido libres o que eran esclavos libres. Ahora tenemos libertad religiosa en un país laico de tradición católica, libertad de pensamiento sin tiempo para pensar, libertad de asociación, elección de pareja, centro educativo… Todo ello si el paraguas de las normas, leyes, políticas, estratificación social o económica te lo permite. Vamos, que ya me contarán quién o cuál se atreve a lucir su chapa “soy libre”.  

Ya ven que no me gustan los negacionistas, ni los climaexcépticos. Que prefiero ponerme positiva y hacer una inmensa mesa de recursos educativos donde todos y todas tuvieran acceso a escuelas públicas o concertadas y que no me gusta oír hablar de libertad, especialmente a aquellos que no conocen los matices.

Para celebrar la llegada del otoño, un poema de Alejandro López Andrada (Parte de ausencias, poemas de éxodo rural)

SOLO

Se han comido el silencio

Las hormigas.

Las últimas chicharras del verano

Taladran los cimientos de la luz. Lleno de harapos,

Sobre las colinas,

Como un mendigo ocre ha muerto el sol.

Todos se han ido: el cielo,

Las alondras,

Los niños que chillaban enloquecidos

Hace un instante apenas

En la ladera.Del campo va adueñándose un rumor

De muselina. Cruzo la arboleda

Completamente solo.

Huyen los pájaros. Ya nadie queda aquí, en mi corazón.

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