Antonio de la Rosa Aventuras al límite

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Tiene 45 años y nació en Iscar Valladolid, aunque lleva viviendo en la Sierra 25 años. Tras trabajar muchos años como Bombero, pidió una excedencia para iniciar Meridianoraid, una empresa de deporte y aventura que opera en toda la Sierra con bases en Cervera, Lozoya y El Berrueco.
Pero son sus propias aventuras lo que nos llevan hasta él. Su inquietud y capacidad por enfrentarse a retos como cruzar a pie Alaska o el Océano Atlántico remando.

En abril te cruzaste Alaska andando y esquiando. Cuéntanos…

Llevaba muchos años pensándolo. Había visto muchas veces la mítica carrera de perros que se realiza por la ruta IRITAROD. Es el lugar donde murió Félix Rodríguez de la Fuente, siguiendo precisamente esa carrera. Y como yo no entiendo de perros, me decidí a hacerla a pie y esquiando que son dos áreas que domino bastante. Lo hice con absoluta autonomía, tirando de un trineo en el que llevaba todo lo que necesitaba para realizar la travesía, que me llevó 43 días, casi 1700km. Mereció la pena. Ahora, en octubre, emprenderé el cruce del Atlántico a remo por la ruta Senegal-Guyana Francesa, de 4700 Km.

Y uno ¿Por qué se dedica a éstas cosas?

Es difícil de explicar. Me imagino que va con las personas… Yo siempre he sido un deportista que me ha gustado cambiar de disciplinas. He competido a nivel profesional en raids de aventura con el equipo REDBULL… Se trata de descubrir nuevos retos, desafiar y probar nuevos terrenos.

En éstas ocasiones son muchos días de soledad… ¿Cómo lo llevas?

No tengo problema con eso. Llevo un teléfono vía satélite y sistemas para enviar imágenes y videos.
Y cuando estas en éstas situaciones, siempre hay cosas que hacer. Una vez que paras a descansar o a comer aprovechas para mandar imágenes, para preparar el tramo del día siguiente… Te aburres poco. No me asusta la soledad a pesar de que quienes me conocen saben que soy una persona muy sociable.

¿Y se pasa miedo?

Más que miedo, respeto. Pienso en la nueva aventura y en el Atlántico habrá días malos, de temporal… Hay que estar bien preparado técnica y físicamente. Creer en uno mismo tanto mental como a nivel físico. Habrá adversidades seguro.

Vas a pasarte casi dos meses en un barco de remos… ¿Cómo se organiza uno la vida allí?

Es un barco especial, muy seguro, que combina madera y fibra y que tiene zonas estancas para poder protegerse de las tormentas. Está equipado con placas solares que proporcionan energía para el teléfono, el ordenador. Me llevo una desalinizadora eléctrica con la que puedo conseguir unos 8 o 10l de agua en un par de horas. También me llevo una cocina para poder realizar tres comidas calientes al día, con alimentos deshidratados y envasados al vacío. Y muchos frutos secos y barritas energéticas.
Por otra parte, dormir es complicado, porque hay que hacer un cálculo de los vientos para saber dónde vas a despertarte. Si los vientos son favorables, ganáremos km a la deriva. Si no lo son, cuento con anclas de superficie que, aunque no inmovilizan el barco por completo frenan mucho su movimiento.

En tu familia… ¿Qué piensan de todo esto?

Están muy acostumbrados… Aunque mi madre todavía intenta convencerme para que no lo haga…

Cuéntanos el momento más duro de tu travesía por Alaska. Y también el más bonito.

Los momentos más bonitos fueron los atardeceres, especialmente los días en que todo marchaba bien y yo me encontraba fuerte.
Los más duros fueron los últimos días de trayecto, cuando parecía que todo se torcía. Se rompió el trineo, había muy poca nieve y tenía que arrastrar 90kilos por el barro, además con vientos muy intensos y muy fríos. Pero al final todo terminó bien…

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