Rosa Ortega Serrano
Odiamos que se acabe el verano, pero amamos que empiece un nuevo curso para hacer nuevos planes y nuevas listas de proyectos. Para muchos de nosotros septiembre es más importante que enero, ya sea por tener hijos en edad escolar, porque hay que recoger la cosecha, vender los terneros nacidos en el verano o simplemente porque se acaban las vacaciones y debemos volver renovados al trabajo, o al menos aparentarlo.
Hacer listas, enumerar objetos o deseos, se ha hecho siempre. En el antiguo testamento encontramos los diez mandamientos y con ellos las ordenes que todo buen cristiano debería acatar. Jesús, en el nuevo testamento se inventa un listado de bienaventuranzas en las que describe como debe ser el carácter de sus discípulos y cuál es la recompensa que recibirán en el futuro. En cada casa escribimos la lista de la compra o los compromisos revisables para el día siguiente: no mirar el móvil, regar las plantas, manejar la hiperactividad familiar, trabajar el don de la escucha, comprar patatas…Borges (Jorge Luis Borges, escritor argentino 1899/1986) elevó la técnica del inventario a la categoría de arte y en su poema “Los Justos” nos enumera distintos tipos de hombres y mujeres justos o que amen la justicia: “Un hombre que cultiva un jardín,/ como quería Voltaire/ El que agradece/ que en la tierra haya música./ El que descubre/ con placer una nueva palabra. /Dos empleados que en un café/ juegan un silencioso ajedrez. / El ceramista que crea/ un color y una forma. / El tipógrafo que compone bien esta página, / que tal vez no le agrada. /Una mujer y un hombre, /que leen los tercetos finales/ de cierto canto. / El que acaricia a un animal dormido. / El que justifica o quiere justificar/ el mal que le han hecho./ El que agradece que en la tierra/ haya Stevenson./ El que prefiere/ que los otros tengan razón./ Esas personas, que se ignoran,/ están salvando el mundo.»
En este periódico se ama la justicia y a mi me encanta hacer listas de cosas que traer o llevar, de deseos u obligaciones o simplemente de necedades necesarias. Para todos ellos y en homenaje a Borges y a su inteligente mujer, María Kodama comienzo mi lista de deseos para el nuevo curso:
Que los ayuntamientos de la sierra norte quieran y cuiden a sus escuelas.
Intentar una visión mancomunada de los servicios educativos para elaborar una estrategia educativa conjunta favoreciendo las necesidades de los habitantes de la sierra y usuarios de los servicios públicos.
Limar asperezas entre el gobierno y la Comunidad de Madrid y que se aplique con buen criterio la nueva ley de educación (LomLoe) que tiene muchas cosas interesantes que aportar.
Que se sigan creando redes sociales de apoyo, de consumo, de asistencia entre los vecinos de los pueblos de la sierra.
Pedir una cita en la seguridad social para un especialista y que no te la den para dentro de tres meses. Por supuesto que se mantengan las ratios en las escuelas que ha habido en el curso 2020/2021.
Que los algoritmos no nos atrapen en burbujas de opinión que nos impiden ver más allá de nuestro propio bosque.
Tener un buen año de fruta
Que mis compañeros de escritura en el Senda Norte no se dejen llevar por el paternalismo en sus homenajes a las mujeres. Estoy convencida que “las mujeres rurales hacían lo que hacían porque creían en ello, era su vida” y además porque no tenían más remedio, ni más oportunidades.
Que no haya incendios y si los hay que quemen lo chungo de la Vida. “La cuestión está en cómo transformar las dificultades en posibilidades”, que diría Paulo Freire (Filósofo y pedagogo brasileño 1921/1997).
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