¿Sabes qué es el PaP?

Serie: ¿Qué tenemos en la cabeza?

Paloma López Pascual – Psicóloga

Nunca he sido muy de siglas. Siempre me han llevado a confusión, y no suelo ser capaz de recordar qué significan exactamente; prefiero llamar a las cosas por su nombre. Las que hoy traigo son, cuando menos, llamativas y al pronunciarlas me recuerdan a la palabra “PaP-á”. En seguida os digo su significado, aunque muchos ya lo conoceréis.

Me gustan los juegos de palabras y los paralelismos del Reciclaje con la Psicología. En algunos de mis artículos he hablado de la psicoanalítica “función materna” como la que se ocupa de la comprensión, sujeción, cuidado… y que pueden realizar tanto una mujer, como un hombre: con los hijos, con amigos, con los demás en general y con el entorno y la naturaleza en particular, en lo que al medio ambiente se refiere. Pero ésta ha de ir complementada con la “función paterna”, así llamada porque consiste en tener y poner límites, tareas que nos permiten diferenciar y respetar, y que también pueden realizar tanto un hombre, como una mujer (nunca está de más aprovechar la ocasión para defender la igualdad de género).

No deja de ser curioso entonces que el sonido PaP me recuerde fonéticamente a esa función paterna, porque el significado de este sistema también consiste en tener límites, diferenciar y respetar, clasificando y separando los residuos de cada vivienda dentro de la misma, para que después pasen a recogerlos a domicilio: el llamado servicio Puerta a Puerta. (De ahí las iniciales).
Me parece una de las mejores técnicas para poder lograr la concienciación de l@s ciudadan@s para que separemos adecuadamente los residuos, consiguiendo que se reciclen la inmensa mayoría de los que se recogen. Es un método indiscutiblemente beneficioso para todos. Y continuando el parangón con las funciones parentales, si combinamos comprensión con límites, obtendremos una situación óptima donde el proyecto conjunto de cuidado de nuestro medio ambiente, realizado desde cada casa individualmente, puede consolidarse, del mismo modo que el cuidado de nuestr@s hij@s.

Su funcionamiento es muy simple, pero muy relevante: cada vecin@, en su casa, separa en cinco bolsas diferentes las cinco fracciones de residuos: papel/cartón – plástico/envases – vidrio – orgánico – resto. En días determinados por los servicios de recogida, se sacan las fracciones señaladas por los mismos a la puerta de la casa y éstos pasan a recogerlo. ¿Se puede pedir más personalización y mayor comodidad?

Si este procedimiento se instalase, nos olvidaríamos de tener que desplazarnos para tirar la basura. Y sobre todo, lo que es más importante, prácticamente podrían desaparecer los contenedores de las calles, especialmente los grises/verdes, a los que hace poco bauticé como «cajones desastre”.

https://www.sendanorte.es/2021/03/16/cajon-desastre/ Sería una metodología muy similar a la que realizan en inmuebles urbanos –los que tienen portero físico- donde los vecinos dejan los residuos ya clasificados en su propia puerta.

Es cierto que para esto tiene que haber un cambio de concepto y de costumbres; pero los cambios a mejor siempre son buenos, aunque al principio nos cuesten, por la novedad y por la falta de hábito. Dejemos ya el “más vale lo malo conocido…”.

En nuestra Sierra Norte, se está desarrollando un proyecto piloto del PaP en el pueblo de Venturada y en su urbanización de Cotos de Monterrey, y me consta que los resultados están siendo francamente satisfactorios.

En España está implantado en varios municipios de Cataluña, País Vasco, Navarra…, Baleares y Comunidad Valenciana.

Pensemos en este sistema como algo vanguardista, innovador, eficaz y, sobre todo, posible, como se está demostrando en el vecino Venturada. Y pensemos también que, si no somos capaces de cuidar y tener responsabilidad de forma adulta reciclando adecuadamente, terminarán por llegar el apercibimiento y las multas. Los castigos funcionan por el daño al bolsillo, pero no sirven para concienciar. Creo que es mucho más importante el cambio de criterio desde dentro, pensando; pero muchas veces éste sólo se da si se nos ofrece una estructura que empiece cambiando el afuera, como hace el PaP. Si lo que se propone es positivo y coherente, acabaremos dándonos cuenta del bien que supone para todos. 

Desde Europa y desde nuestras Comunidades pronto nos llegarán las citadas sanciones por no reciclar. No esperemos a eso. Por una vez, seamos más inteligentes, y adelantémonos al cambio que es ya una realidad. ¿Por qué no ser pioneros y partidarios de algo que sabemos que funciona y es bueno?

Mientras esto se pone en marcha -suponiendo que alguien recoja este guante que hoy lanzo esperando sea al menos, considerado-, continuemos reciclando igualmente desde casa; y hasta que nos retiren la basura de la puerta, valoremos el paseo a los contenedores más cercanos a nuestro domicilio como un momento para relajarnos y disfrutar de un poco de movilidad, en este tiempo de triste quietud pandémica. 

Con el PaP cada vez un mayor porcentaje de los residuos recogidos serán recuperables; y lo reciclado así es de alta calidad, por la correcta selección hecha desde las viviendas. Argumentos más que fundamentales para animar a tod@s a colaborar en la cadena de mejora y cuidado que empieza desde cada un@ de nosotr@s en nuestra propia casa, pero que se transforma en una comprometida y encomiable labor conjunta de equipo (“…cientos de hormigas formadas en hilera que marchan unidas y nada las arredra…”, decía una canción).

*Para dudas o preguntas, podéis escribirme: plp8944@yahoo.es 

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