Expresaba el Alcalde de el Molar, Emilio del Frutos, del PP, en unas declaraciones en las que se autoloaba, se empavonaba de sus pírricos logros, adornándose, claro está, con «plumas ajenas, como corresponde siempre a la derecha, lo vimos en la inauguración de la Biblioteca un logro del Plan de Zapatero que ellos se arrogaban como suyo, por cierto que tardó más en inaugurarse que en la terminación de las obras, decía Frutos, repetimos, que sus motivos de preocupación máxima por lo que había accedido a la política local, por los que lucharía una vez alcanzada la Alcaldía, eran fundamentalmente por la cultura.
No es extraño que diga esto, pues es un aspecto esencial en la gestión municipal, la elevación cultural de un pueblo como base cardinal para otros logros posteriores. Para cualquier autoridad que se precie de tal, debe ser lo básico en su acción de gobierno.
Lo que ocurre es que esto no es rentable a corto plazo si lo consideremos a niveles económicos, esencial para cualquier gobierno de derechas, siempre afines al capitalismo, siempre amantes del poder, por el poder mismo, no para servir al pueblo, más bien para servirse de él, por lo que no la consideran rentable, la cultura, a niveles de elecciones, no les interesa a la hora de buscar el voto.
Más bien lo contrario, pues la incultura es un semillero de votos; el votante poco crítico siempre vota a quienes más les falsea la verdad, y la demagogia es la clave del éxito de la derecha española. Siempre ha sido así… y siempre lo será, pues adolecen de un programa claro, un programa social, un programa que resalte el nivel, cultural, social, del pueblo, y prometen «el oro y el moro» que luego, aunque la realidad les desmienta, ya no hay lugar al cambio.
Para el ultraliberalismo moderno el poder es esencial; su lucha inmediata es por llegar a él como medio de dominio sobre la sociedad, es decir, para imponer sus espurios intereses económicos neoconservadores. El caciquismo, (el capitalismo montaraz, hoy) representa la negación de todo derecho, de toda técnica, de toda ciencia, de toda expresión de verdadera cultura. Toda su finalidad (….) es egoísta, intrascendental, casera, y se encierra en estas dos inferiores aspiraciones: dominar en vez de gobernar, en vez de hacer de la verdad un culto»…
No escatiman esfuerzos para llegar a él. Si tienen que calumniar, calumnian, si tienen que «hundir» moralmente a alguien que se les opone, que les estorba, lo hacen. Siempre tienen un «Trillo» a mano para cubrirle, al enemigo político, con un manto de todas las falsas infamias y asquerosas lacras. Calumnia… ¡qué algo quedará!, es su máxima maquiavélica. Así lo decía recientemente alguien tan ponderado como Peces Barbas. Así hicieron con Prieto, en la República, «el Inda» le llamaban despóticamente, así hicieron con Azaña, a quien vergonzantemente Aznar quiso reivindicar impostoramente como patrimonio de la derecha española, y de cuyo desprestigio no era ajeno su «ilustre» abuelo, Manuel Aznar, panegirista de Franco, travestido políticamente, otrora dirigente del PNV, que en diciembre de 1914 se estrenó en el teatro Campos de Bilbao su drama El jardín del mayorazgo , calificado de «furibundamente antiespañol, luego dirigente falangista, así hizo ese mercachifle de conciencia que es Aznar con Felipe González, y sobre todo, así se ha hecho con José Luis Rodríguez Zapatero, el mayor recipiendario de insultos, calumnias, improperios por parte de los caritativos, católicos fervientes, sepulcros blanqueados, de esta montaraz derecha que nos toca soportar.
De nuevo se ha demostrado que la clase capitalista, que es la clase dominante en la derecha, es enemiga de la cultura de los humildes, amparados siempre por la Iglesia Católica española, para ellos la base de la civilización occidental, la suya, claro está, como les gusta, hoy más que nunca pregonar en la prensa amarilla de este país. Esta Iglesia española ha sido siempre cómplice de esta derecha, como lo fue criminalmente con los pérfidos traidores militares sublevados contra el orden legal.
Sin duda, es patente que el ultraliberalismo económico es la causa principal de esta crisis económica del mundo, sin que ellos hagan ninguna autocrítica, al revés, culpan de ella hipócritamente, en el caso de España, a Zapatero, para lo cual les viene como anillo al dedo esta incultura popular que les avala.
La incultura es la base para seguir manteniendo los privilegios los poderosos. Ellos, para engañar al pueblo, lanzan soflamas falsas, hacen megaproyectos como el de la Casa de la Cultura de El Molar para cuando llegan al poder si te he visto no me acuerdo, hasta las próximas elecciones en que teóricamente revitalizan sus planes inconclusos para engañar nuevamente a los, en su criterio torticeros, lo que ellos consideran «incultos» vecinos.
Esta es la base de la estafa de la Casa de la Cultura y la estación medioambiental en proyecto desde hace 17 años, conservando unas costosas infraestructuras, hormigoneras móviles, casetas, columnas enhiestas graníticas inconclusas, con su correspondiente andamiaje, incluso, creo, con el arquitecto del proyecto manteniendo mínimamente la obra. ¿De dónde sale el dinero para mantener esta base estructural? ¿Cuánto dinero se han gastado hasta ahora? ¿Qué perspectivas tiene de seguir adelante? Son preguntas que se hacen los vecinos asolados de ver como en El Molar, para irrisión de los pueblos colindantes, no tiene una Casa de la Cultura como corresponde a un pueblo tan importante de la Comunidad de Madrid. Y sobre todo, qué papel juega el «flamante», «importante», arquitecto Alonso de Santos en este jactancioso y megalómano proyecto, a lo que tan dados son estos dirigentes del Partido Popular.
¿Dónde está esa preocupación por la cultura del pueblo que expresaba el alcalde en la entrevista que le hacían en el periódico recientemente? ¿Es que el pueblo no se merece una explicación por este «fraude electoral» que significa una promesa tan flagrantemente incumplida?
Emilio, no escondas el ala, no hagas el pingüino y explica los verdaderos motivos de esta enorme pifia, que por si sola descalificaría a cualquier político que se digne de serlo con voluntad de servir al pueblo, pues esta es la esencia del político, del verdadero y auténtico político.
Esta es la máxima preocupación del grupo municipal socialista, del partido, en suma, pues deseamos que haya una clara transparencia al respecto de la Casa de la Cultura. No nos valen evasivas, eludir responsabilidades por el equipo de Gobierno municipal, echando todo el peso de la responsabilidad a la Comunidad, cuando ellos son los que tienen que dar las explicaciones pertinentes. A fin de cuentas son «correligionarios». Ambos han ganado últimamente las elecciones por mayoría absoluta, aunque dudamos que sea por su credibilidad…, que no la tienen después de esta estafa patente… Ahora quisieron , el PP local «engatusarnos» con el proyecto de Eurovegas en El Molar ofreciendo unos terrenos. ¿Era esto un proyecto «conveniente» para el pueblo? Se calcularon las consecuencias de este proyecto? Ni siquiera los concejales de la oposición, tuvieron ninguna idea de lo que el Sr. Alcalde ha lanzado a los cuatro vientos, sin ni siquiera consultarlo con los vecinos un proyecto de tanta envergadura, que hubiera cambiado la faz de nuestra villa de una manera tan radical que posiblemente el pueblo perdiera su particularidad, su esencia actual, un pueblo tranquilo, amable que ha sido el destino al que muchos hemos considerado como idóneo para vivir en él.
FDº ANTONIO SÁNCHEZ-MARÍN ENCISO
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