Juan Manuel Fernández Bonifati
Sociólogo y Mediador
Desde hace unos días se ha venido hablando sobre “la Patria” y la escribo entrecomillada porque según quién la defina asumirá unas características u otras. Pues yo daré mi propia definición, que no es mía, sino con la que más me identifico.
Según la RAE patria es:
1. f. Tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligadoel ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos.
2. f. Lugar, ciudad o país en que se ha nacido.
Estas definiciones de patria engloban sentimientos, culturas, tradiciones, linajes, lugares que en definitiva nos afectan a todas y todos los que convivimos en sociedad en un territorio determinado a pesar de episodios históricos en los que se pretendió concebirla como estática, rígida, excluyente y homogénea, en las sociedades modernas se caracterizaría, más bien, por lo contrario: es dinámica, flexible, integradora, heterogénea.
“La Patria es el otro”. Cuando escuche esta definición por primera vez me movió toda la estantería, tan simple, tan profunda.
El filósofo Emmanuel Lévinas planteó una ética de la alteridad en donde afirmaba que el Otro me es necesario para ser Yo. No puedo ser Yo sin el Otro. Necesito del Otro, de su diferencia para establecer un Yo, así como el Otro necesita de mí para ser él. En este sentido, agrego, no se puede hacer Patria sin el Otro.
Aquí es donde podemos dividir aguas. Está quién ve al otro como un diferente que nos amenaza y quién ve al otro como un diferente que nos completa. Estará quién lo use para discriminar y reafirmarse en una identidad corta de miras y el que lo haga para integrar y construir una identidad abierta a lo nuevo. Puede ser una Patria que acoge y construye en la diferencia o una Patria que excluye lo diferente y se encierra en lo uniforme y conocido.
Me pondré de ejemplo. No he nacido europeo, he sido trabajador y vecino indocumentado, documentado y en la actualidad ciudadano español de pleno derecho. ¡Olé!
He construido, a lo largo de dos décadas sólidas raíces afectivas, laborales, vecinales, culinarias, jurídicas, culturales, etc. Así pues, puedo afirmar con orgullo que, según las acepciones de la RAE, tengo dos Patrias: donde nací y donde elijo vivir. ¡Olé!
Desde hace un tiempo, para mí ya demasiado largo, he tenido que pasar por tratamientos médicos, de esos que te obligan a dejar todo y centrarte en la curación. Transitar asiduamente las salas del hospital es un máster acelerado en diversidad, solidaridad y humanidad, ya que te sientes parte de gente diferente bajo el amparo de una institución con profesionales que te cuidan, respetan, te aceptan y te curan sin preguntarte de dónde eres. Eso es hacer Patria.
Pero la cosa no termina ahí. Soy consciente del costo económico elevado que el Estado invierte en mí cada vez que piso el hospital y eso no cae de un guindo, eso es el aporte de todos y todas a través de los impuestos, del trabajo y el emprendimiento diario de miles y miles. Eso es hacer Patria. Eso es poner en práctica «La Patria es el Otro».
Nunca podré agradecer lo suficiente a cada trabajador y trabajadora (documentado e indocumentado), empresario y a los políticos de diversa ideología que construyeron y construyen el estado de bienestar que, aun con todos los ataques que recibe por otros políticos, monopolios y tecnócratas, resiste porque la gente sabe que en esto se mide la Patria. En medio de este batiburrillo, miles y miles, sin conocerme me han salvado la vida, mis impuestos contribuirán a que lo haga por Otro. He sido perceptor de un derecho, pero aun así digo gracias, gracias, gracias.
Un estadista del siglo XX dijo una vez que el gran capital (dinero) no tiene Patria y que el bolsillo es el órgano más sensible del ser humano. Cuánta verdad. Representantes de estos axiomas se presentan asiduamente. Con ellos no se hace Patria por una simple razón: jamás pensarán que la Patria es el Otro, porque pensarán lo de siempre, que son ellos solos (y su círculo de iguales), su meritocracia y su sofisticada ingeniería financiera para no pagar o reducir impuestos, lo único que importa. Eso sí, se saben moralmente cuestionados por la gran mayoría y por eso confunden y juegan al despiste, muchas veces se materializan como artistas o deportistas mal asesorados, políticos cuasi suizos, youtubers andorranos, empresarios amiguetes, monarcas campechanos que lamentablemente justificados por medios de comunicación y por una gran cantidad de vecinos y vecinas a los que, sin nada que evadir (y a mi criterio algo confundidos), les veremos abanderados, golpeándose el pecho y gritando «La Patria soy Yo», mientras señalan, prejuzgan y estigmatizan al vecino o vecina “diferente” que, en su inmensa mayoría y sin alardear, desde donde eligieron vivir, solo quieren hacer Patria con el Otro, porque lo necesitan, lo necesitamos.
Releo este texto y reafirmo la creencia de que esté ser maravilloso que la vida me hizo concoer y que forma parte de esos amigos del alma sigue con nosotrxs. Hermosas palabras para hablarle a su patria española desde un concepto que es bien argentino y que Juanma milito desde que íbamos a la escuela. Claro que sí «la patria es el otro»
Hermoso texto Juan por Matrias incluyentes en la diferencia, más protección, más solidaridad y más amor en cada uno de los espacios sociales habitados.
Excelente artículo! Un concepto fundamental y tan necesario de reivindicar en estos tiempos de pandemia.
Una muy necesaria y profunda reflexión en estos tiempos en los que se enaltece el racismo y la xenofobia sin pudor apoyándose en un mal entendido patriotismo. Gracias!
Excelente articulo, un Peronista europeo ! de a poco peronisaremos el mundo, la única doctrina vigente contra la posmodernidad, como nació el cristianismo en aquel culo del mundo, desde el lejano y despreciado actual upite terráqueo llama a la resistencia y a la justicia social !
Felicitaciones compañero.
Excelente artículo. Para reflexionar mucho. Gracias por hacernos reflexionar sobre nosotros mismos….
Excelente articulo, un Peronista europeo ! de a poco peronisaremos el mundo, la única doctrina vigente contra la posmodernidad, como nació el cristianismo en aquel culo del mundo, desde el lejano y despreciado actual upite terráqueo , late , resiste y se ofrece !
Felicitaciones compañero.