Después del bautizo y como todo sacramento preciado, necesitaba su celebración. De camino, después del oficio, dónde se ha puesto nombre al cristianado, el padrino, traje de raso y pañuelo blanco de bolsillo, en el paseíllo hacia el convite, lanzaba caramelos y perras chicas, y la chiquillería, con la boca abierta, entusiasta y peleona, trataba de coger la máxima, consistente en la tirada ocasional de una peseta o dos reales y que siempre se llevaba el más fuerte, aunque fuese a empujones. Ceremonias y convites de la España de mediados del siglo pasado.
Pues aquí ejerció de padrino el vice-consejero de medio ambiente, y los quince alcaldes que acudieron al acto le cantaron aquello de «eche usted padrino, no se lo gaste en vino….». ¡Vaya caras que se vieron en televisión!, y eso que solo fueron promesas y, de momento, humo. Digo caras, por la ansiedad reflejada, nada que ver con otro significado faltón. «Nuestro Medio ambiente se ha convertido en un motor de creación de empleo y de crecimiento económico», asentó. El enviado vislumbró los tan cacareados brotes verdes; un 10% más de visitas para la hostelería. Las empresas dirán si esto se proyectó hacia sus cuentas de resultados. El I.N.E.M no parece reflejarlo.
Prometió inversiones y mejoras que se manifestarán en los presupuestos para 2014 y que servirán para el desarrollo del parque nacional del Guadarrama y su área de influencia. Estas ofrendas serán «La panacea para estos rincones».
En agosto, en otro acto de exposición y persuasión, en Rascafría, versados personajes, diputado socialista incluido, con cara de perdido en este monte, nos ilustraron sobre lo que, según ellos, representará el parque nacional para esta sierra y más concretamente para nuestros pueblos del valle.
«A largo plazo será beneficioso para los municipios del área de influencia», nos decía el biólogo y aseveraba el resto de expositores. Así de concreto y de conciso. Nadie supo explicar el cómo y la senda que nos conduciría hacia ese indefinido objetivo.
La ley de declaración de parque nacional en su artículo 1 apto d) dice que tiene por objeto «contribuir al desarrollo sostenible de las poblaciones de dicha área».
Sacando mis propias conclusiones, después de escuchar atentamente a los tertulianos, leyendo la ley de declaración y aún faltando el plan rector de uso y gestión, llego al convencimiento de que nos van a imponer un parque extraño, organizado en un mercadeo entre políticos y ecologistas, a gusto de los que han hecho más ruido o, más bien, de nadie, acordándose de la protección del medio, olvidando a la población residente, sin la información adecuada y con la avenencia ignorante de gobiernos y oposiciones de la mayoría de los ayuntamientos concernidos, a los que les van a tapar la boca con cuatro migajas sobrantes de los presupuestos.
Algunos detalles: Nos limitan el crecimiento, nos vedan los usos, nos imponen sus normas, nos arriendan gratis nuestros espacios, no nos dejan intervenir, y nos contratan sin sueldos como vigilantes y custodios. Sienten la necesidad de que sobrevivamos, porque todavía nos podrán seguir usando. ¿A cambio de qué?»¿Para cuándo el uniforme y el sello?».
Dando por supuesto que no ha habido expropiación por no existir justiprecio, toda venta o cesión de un derecho, en cualquier negociación, se entiende que reporta una contraprestación a la parte cedente y que esta se acuerda por todas las partes. ¿Alguien ha oído que esta parte cedente haya realizado una propuesta, que haya habido un acuerdo o que se trate de una donación lícita? Sí que conocemos que la parte adquiriente ha recibido sus acciones por el precio que ha estimado conveniente, y que pagará, si paga, en cómodos plazos. Por tanto, se trata de una especie de donación forzada, o una venta obligada a gusto de la receptora o cesionaria. («¿Cómo hemos de llamar a esta nueva figura jurídica dentro del derecho civil?» «¿Tendremos que liquidar el impuesto de donaciones forzadas?» «¿Nos haremos cargo del impuesto de transmisiones patrimoniales?»).
Y se usa en la ley la palabra «sostenible», es decir, razonable. (Claro, que también significa llevadero). Para empezar, ¿es lo anterior razonable? ¿Sostenibilidad implica una imposición?, ¿un vasallaje?, ¿una servidumbre?– ¿Razonable es úsame?, ¿no crezcas?, ¿no te muevas?, ¿no progreses? ¿A cambio de nada?
Bueno, pues esto es lo que nos están diciendo, bajito pero muy claro. Lo que has conservado y cuidado durante siglos ni se gratifica ni se reconoce. Estos lugares tienen grabado en su destino la condena de una servidumbre de paso perpetua. Esto es lo que conlleva ser parque nacional sin negociar antes las condiciones.
¿Qué compensaciones recibirán estas poblaciones por las limitaciones y prohibiciones impuestas?
Vamos a terminar dándonos un beso entre nosotros, pues no lo recibiremos de quien estaría obligado a ello. Un poema sobre estos rincones, cosecha propia 2013, dice en uno de sus versos»
¿Que tiene este paso profundo,
tan alto tan largo, tan abierto?
¿Que tienen estos lugares,
tranquilos, poco poblados,
Tiene algo de otro mundo,
que todo el que los visita,
lo notas si estás despierto
queda dichoso y prendado?»
Tienen alma, aportan cordura,
se siente nostalgia, ternura,
te envuelve su intensa frescura.
Gracias, a las personas que los han cuidado.
JOSÉ BÉJAR DE PRADOS
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