LA VUELTA AL COLE

Rosa Ortega Serrano

En estos últimos días me he enfrentado sin mucho éxito a la siguiente pregunta: “Y tú, ¿cómo lo harías?” Con medias respuestas, balbuceos y conjeturas, he intentado mezclar informaciones de la prensa (más o menos especializadas, más o menos rigurosas) con experiencias propias y unas tímidas aportaciones que no son sino la influencia acumulada de todo lo anterior. Pero lo cierto es que no tengo ni idea, porque son muchas las cuestiones a resolver y múltiples y creativas las respuestas que hay que dar y porque yo no soy nada ni casi nadie, como no es nada ni casi nadie una sola administración (aunque esta sea la Comunidad de Madrid). Las respuestas a “¿tú cómo lo harías? son conjuntas, se acumulan y se enriquecen unas con otras y sobre todo empiezan a juntarse para crecer el mismísimo día uno de junio del año 2020. Cada minuto que pasa de este siglo es más importante ese pensamiento crítico, cuidadoso, solidario que los niños y niñas tienen que aprender en la escuela, presencialmente y con todas las medidas de seguridad, para que sean adultos responsables capaces de juntarse para resolver un problema, único, de toda la población y de este rango de catástrofe que es la COVID-19.

Partiendo de la premisa de que es necesario abrir las escuelas y que los niños y niñas acudan a clase al menos en educación infantil y primaria y que todos los colectivos implicados (familias, docentes, niños y niñas y ciudadanía en general) están de acuerdo en esto, solo he sido capaz de llegar a unas pocas conclusiones:

  • Son los sectores más vulnerables de la sociedad los que exigen esa vuelta a las aulas y no solo por la función educativa de la escuela sino por su labor asistencial y de garantía de equidad.
  • Debe ser el gobierno central el que dicte las normas (es posible que estén haciéndolo ahora mismo) adaptadas a las características de cada comunidad: horas de sol para estancias al aire libre, espacios escolares, colaboración con administraciones locales, etc. y que vele por su cumplimiento.
  • Seriedad en los datos. No vale maquillar cifras de contagios para ser la mejor comunidad ni la más pura. Rastreos, test masivos y cuidado y exigencia de responsabilidad a los jóvenes y menos jóvenes.
  • Importancia de la conciencia de cuidados colectivos en el ámbito familiar y social (este es un problema de todos).
  • No minimizar el riesgo de contagio. ¡La vuelta al cole implica riesgo! La cuestión es que sea un riesgo asumible para familias, docentes y niños. Todos debemos aportar paciencia y solidaridad. La administración además debe luchar por el riesgo cero.
  • Conectar los colegios con los centros sanitarios, pero a partir de responsables formados y no solo intercambiando teléfonos. Los docentes no son especialistas en salud.
  • Intensificar políticas sociales que permitan la conciliación familiar y el cuidado de los hijos en casa, aunque sea con una bolsa inmensa de trabajo que permita resolver e improvisar las ausencias de los padres.

Nada de esto me lo he inventado yo. Como pueden suponer y ya he dicho antes no es más que el coctel informativo que mi cerebro ha sido capaz de procesar. Estoy a la espera de unir mi experiencia con la de millones de ciudadanos, administraciones, colectivos implicados. Y todo ello ponerlo a disposición del gobierno para que agite la coctelera. Pero en junio, si fuera posible dar marcha atrás, y si no en la semana que nos queda de agosto, que son ellos los que no han rellenado el cuadernillo de “vacaciones Santillana”

¡Ah! Y no me hablen de quién tiene las competencias en materia de educación, de si el gobierno puede o no puede, porque me pongo enferma. No son sino pretextos para la no colaboración, la lucha política y evidenciar una vez más la miseria humana.

Y para empezar el curso con alegría y responsabilidad unos versos de la canción primaveral de Federico García Lorca

Salen los niños alegres
De la escuela,
Poniendo en el aire tibio
Del abril, canciones tiernas.
¡Que alegría tiene el hondo
Silencio de la calleja!
Un silencio hecho pedazos
por risas de plata nueva.

Muchas gracias y feliz septiembre

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