La avalancha de personas que ha soportado la Sierra de Guadarrama preocupa a las organizaciones ecologistas

Los colectivos ARBA, Asociación Ecologista del Jarama El Soto, Ecologistas en Acción de la Comunidad de Madrid, GRAMA y Jarama Vivo consideran responsables de este caos  a las Consejerías de Justicia y Medio Ambiente a las que califican de imprudentes 

Este fin de semana miles de personas se han desplazado a los enclaves más sensibles de la Sierra de Guadarrama. La falta de responsabilidad de muchas personas ha obligado a algunos ayuntamientos a cerrar accesos y calles para hacer frente a  la avalancha de visitantes

Aparcamientos saturados desde primeras horas de la mañana en La Pedriza de Manzanares el Real, en las Dehesas de Cercedilla, en la  Barranca de Navacerrada. En Rascafría la Guardia Civil se ha visto obligada a multar a decenas de personas. El Ayuntamiento de Guadarrama tuvo que cerrar accesos a La Jarosa y en El Escorial, el embalse de  Los Arroyos estaba completamente desbordado de vehículos en estacionamientos improvisados

Esta situación pone en riesgo la seguridad de las personas, al no respetar las medidas de seguridad para evitar contagios de la COVID-19, y la conservación de los ecosistemas más valiosos de la región

Como alertaron los colectivos ARBA, Asociación Ecologista del Jarama El Soto, Ecologistas en Acción de la Comunidad de Madrid, GRAMA y Jarama Vivo, al viceconsejero de Medio Ambiente y al Director General de Biodiversidad y Recursos Naturales de la Consejería de Medio Ambiente, este fin de semana la Sierra de Guadarrama no ha podido gestionar la avalancha de personas. Las asociaciones consideran una irresponsabilidad que se hayan abierto los aparcamientos sin planificación, sin medios de control y sin dotar de apoyos a los ayuntamientos.

Muchos visitantes han desembarcado en los pueblos sin tener en cuenta medida alguna de seguridad, sin mascarillas, sin guardar distancias de seguridad, aparcando en arcenes de carreteras, en espacios naturales. Muchos ayuntamientos se han visto desbordados.

El sábado, a las once de la mañana miles de personas subían a La Pedriza, en Manzanares el Real. Los coches daban vueltas por el casco urbano buscando espacio donde aparcar. Los propios vecinos cerraban calles en la zona del Tranco, en un intento desesperado de frenar la avalancha de vehículos y la falta de previsión municipal.

En las Dehesas de Cercedilla, la situación era similar, los aparcamientos estaban completos y la policía local obligaba a los vehículos a darse la vuelta, al llegar al centro de información. En el embalse de Navalmedio, los coches aparcaban de cualquier manera dentro del monte, de forma ilegal.

En Navacerrada, sábado y domingo, había kilómetros de vehículos aparcados en los arcenes de la carretera que sube a La Barranca.

En Rascafría la Guardia Civil se ha visto obligada  a multar a decenas de conductores durante todo el fin de semana, en Las Presillas y el puerto de los Cotos.

En Guadarrama, en el entorno del embalse de La Jarosa, ante la avalancha del sábado, el domingo, el Ayuntamiento tuvo que cerrar accesos y limitar las zonas de aparcamiento.

El sábado, antes de las doce de la mañana, en redes sociales,  el 112 anunciaba que había atascos en la Sierra y que los vehículos mal aparcados impedían el acceso a emergencias. Pero el domingo se repitió todo, sin que los responsables de las Consejerías de Justicia y Medio Ambiente tomasen ninguna medida, ni advirtiesen a la población  ni se hiciesen llamamientos a la responsabilidad.

El domingo, a las 11.30 h, el 112 volvía a anunciar que todos los aparcamientos de la Sierra estaban completos (Morcuera, Las Dehesas, Canencia, La Barranca ) y pedía a la población que no siguieran accediendo porque podían colapsar el acceso a vehículos de emergencias y que no se aparcara donde no está permitido.

En El Escorial, al igual que sucediera el fin de semana anterior, el entorno del embalse de Los Arroyos, estaba completamente colapsado de vehículos en zonas donde no esta permitido.

Todos los enclaves naturales afectados están dentro de espacios protegidos y tienen un gran valor natural. Las organizaciones ecologistas, lamentan esta situación. Lo que ha sucedido era previsible y así lo manifestaron en dos reuniones mantenidas, en el mes de mayo, con el viceconsejero de Medio Ambiente, Mariano González, el Director General de Biodiversidad y Recursos Naturales, Luis del Olmo y el codirector del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, Pablo Sanjuanbenito. En esas reuniones se insistió en que la Consejería, debía realizar un plan de desescalada gradual en el medio natural, especialmente, en tanto no se pudiera salir de la provincia. Además debía hacerse un enorme esfuerzo de comunicación y sensibilización a la población y de coordinación con ayuntamientos.

Sin embargo, si bien durante la Fase I de la desescalada se mantuvieron los aparcamientos de la Sierra cerrados, poco más se hizo. Cuando, el pasado 6 de junio, la Consejería de Justicia, Interior y Víctimas, anunció la apertura de aparcamientos en la Sierra, al inicio de la Fase II, las organizaciones lo consideraron un error. Ni la Comunidad de Madrid tiene medios suficientes de control, ni mucho menos los municipios que se han visto desbordados.

La población debe disfrutar de la naturaleza pero sin poner en riesgo a las personas que viven en los municipios rurales ni avasallando los ecosistemas pisoteados por coches, bicicletas, personas, etc.

Los colectivos ARBA, Asociación Ecologista del Jarama El Soto, Ecologistas en Acción de la Comunidad de Madrid, GRAMA y Jarama Vivo consideran una falta de responsabilidad de la Administración Regional no implementar las medidas preventivas necesarias para evitar una situación que sabían que podían ocurrir. Lamentan que se priorice la función de lugar de ocio masificado de la Sierra de Guadarrama por delante de los objetivos de conservación de sus ecosistemas.

A partir de ahora, las organizaciones ecologistas esperan que, ante la gravedad de lo ocurrido, se hagan avisos a la población para buscar lugares alternativos para sus salidas de campo que esponjen las visitas de los madrileños. Así como que hagan un llamamiento claro al comportamiento responsable de la ciudadanía en el medio natural y al respeto a las personas que viven en  los municipios que se visitan.

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