J.B CON HIELO 

Se lo dije en mi anterior artículo “La gran siesta”. Le ha podido la avaricia y le ha dado un revolcón en el ruedo su poca prudencia. Esa gran mayoría que esperaba le ha supuesto tres escaños menos y un panorama que asusta.

Los comicios, dicen, los carga el diablo y aquí la pólvora le ha explotado en las manos. Ha conseguido cargarse a un partido centrista y aupar a un extremista.

Su arrogancia nos ha costado un par de cientos de millones de euros a los españoles, un retraso de seis meses para volver al mismo sitio de dónde partimos con menos visión de futuro gobierno.

Y al día siguiente de los comicios se desespera, le entra la prisa y pacta un proyecto nocturno con los comunistas “reconvertidos”, que por arte de magia son progresistas. Quieren la igualdad por abajo, a costa de hacernos a todos pobres.

Esto sí es el colmo de la insensatez. Le asusta Vox y ya duerme tranquilo con el coco de la izquierda. 

Está metido en un berenjenal del que dudo muy mucho que salga bien parado; con un pacto por la izquierda tan peligroso que hasta los independentistas y la ultraderecha le aplauden.

Ha visto las reacciones? La carita sonriente de su socio, la de su compañera, la del P.N.V, la de los nacionalistas catalanes y  la de Arnaldo Otegui. Hasta Bildu y  Abascal están contentos. 

Se lo ha puesto bandeja. Es el momento del apreteu para los catalanes, libertad para los presos de Bildu y el frote de manos, para recibir la tajada, de los nacionalistas vascos que ya hablan del encaje territorial. Entremedias una serie de partidos que esperan recoger las migajas del sobrante. 

Con lo fácil que hubiese sido intentar un gobierno en minoría y un pacto de legislatura con la abstención del partido popular y el apoyo de lo que queda de ciudadanos y los partidos canarios. Ahí Unidas Podemos, los independentistas y Vox hubiesen quedado descolocados y hubiese contentado a todos los constitucionalistas y a su propio partido.

Una vicepresidencia y tres ministerios para los progres comunistas.” Buen reparto”. Un vicepresidente que hay que echarle un vistazo a su pasado para saber el ideario metido en su cabeza. Hay que escucharle en sus entrevistas y en sus directos de la “tuerka” repartir odio a derechas, autoproclamarse comunista,  partidario de las expropiaciones, del café para todos y que pague el que guarda, enemigo de bancos y grandes empresas,  amigo de la subida de impuestos y de incumplir el déficit, adicto al régimen bolivariano; amigo del chavismo, tener como referente dicho régimen y aconsejar a los países de América del Sur su doctrina, partidario del indulto a secesionistas y de amnistiar a los vascos condenados. “Joyas que presentaremos a Europa de un gobierno ilusionante”. 

Ahí se quería ver Pablo, con su coleta y mal peinado, sus vaqueros trillados y su camisa a cuadros, aparentando lo que quieren de él; un estereotipo fuera de lo común, espontáneo, charlatán y ambicioso; aupado a una vicepresidencia, asaltando los cielos para repartir su doctrina hacia todo lo establecido, removiendo los cimientos de una democracia consolidada que dividirá en dos bandos a la ciudadanía. 

“Es un pacto ilusionante, unamos la experiencia socialista con la valentía comunista”. ¡Ahí queda eso!. Y dónde está la prudencia? Se ha quedado en el centro y esa no interesa. ¡Cuidado con esa valentía que lleva aparejado el resentimiento y la revancha. Los recuerdos de las batallitas de los abuelos y los padres hace tiempo que deberían haberse olvidado y parece que todavía hay algunos que tienen sed de venganza. Es un pacto que hará crecer la ultraderecha y la sinrazón catalanista.

Has elegido a los populistas comunistas y creo que te has equivocado, vas de su mano y te vas a escorar hacia su lado. Ellos son inamovibles. Tiempo al tiempo-

Y los paganos? Los de siempre.