Antonio Ruiz Heredia
(Continuación)
Los «Centros de interpretación del paisaje» o «Centros para la acogida de visitantes», denominación por la que igualmente se les conoce en diversos ámbitos y que gustamos de utilizar, suelen estar concebidos, por término general, para servir de apoyo a la gestión del uso público de un espacio natural protegido.
Sus funciones, también hablando de su utilización más común, serían:
– Recibir y acoger a los visitantes.
– Proporcionar información general sobre el espacio.
– Difundir los valores más relevantes.
– Estimular al ciudadano hacia el respeto por el entorno.
En cuanto a la ejecución del proyecto, los objetivos podríamos resumirlos en:
– Que se trate de una instalación atractiva, vistosa, real.
– Ha de ubicarse en el lugar más adecuado, preferentemente a la entrada del espacio y dentro de población.
– Los mensajes en el interior han de resultar sencillos y claros.
– El aporte de información ha de ser importante y comprensible.
¿Con qué medios han de poder contar estas instalaciones para realizar su cometido?
– Plano o maqueta en relieve, a ser posible, del espacio natural protegido.
– Mapa de servicios de que dispone y ubicación de los mismos.
– Información fungible:
-Mapas desplegables.
-Folletos y trípticos.
-Boletines.
-Adhesivos
Otro material: -Periódicos actualizables.
-Vídeos, CDS, DVD, memorias USB u otros formatos.
-Recuerdos de diverso tipo.
– Equipo de guías e informadores.- A cargo de personal preferiblemente de la zona por el aporte de información de primera mano de que disponen a priori y por el conocimiento del terreno que tienen.
No es preciso disponer de una gran infraestructura, aunque si de aquella que resulte digna y bien montada, que sea fácil de enseñar y controlar y mantener, que no aburra a los visitantes y de la que los mismos queden satisfechos. El éxito o el fracaso no se miden por las grandes y pomposas construcciones ni tampoco por los presupuestos desmesurados, sino por el trato humano y los resultados prácticos. De este modo, una antigua casa del pueblo restaurada y habilitada para el uso que nos ocupa podría, al estar integrada en el espacio rural, resultar muy útil y mucho mejor aceptada en la zona.
3. AULAS EN LA NATURALEZA.
Aunque en la actualidad no exista definición sobre lo que pueda ser un «Aula en la o de la Naturaleza», ya que, al igual que las granjas-escuela o las escuelas de naturaleza, ningún organismo las ha reglado, titulado u homologado, aún. en ninguna de las comunidades autónomas que conforman el estado, todos tenemos una vaga idea de lo que son o de lo que deberían ser.
Un campamento de la naturaleza, un itinerario o sendero o una granja-escuela, incluso una colonia de vacaciones, debido a su denominación, que resulta de por sí descriptiva y excluyente, nos aclara bastante. Sólo con escuchar, cuando alguien los nombra, intuimos de manera evidente qué tipo de actividades se llevan a cabo en tales equipamientos y a qué tipo de público suelen ir dirigidas dichas actividades.
Sin embargo, la mayoría del público ajeno a estas cuestiones, e incluso en muchos casos también en el de los propios educadores, la denominación de «aula de la naturaleza», «escuela de la naturaleza» o «centro de educación ambiental» no llega a tener muy claro lo que ofrecen tales equipamientos, aunque todo el mundo intuye que algo tienen que ver con actividades medio ambientales dirigidas a niños, jóvenes o público en general
(Continuara)
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