Nació en Zaragoza, hace 33 años. Es licenciada en Periodismo. Aunque se ha formado en otras muchas cosas relacionadas con la semiótica y el arte. Fue jefa de prensa en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, fundó una agencia de noticias científicas y también es fundadora y miembro del periódico Diagonal donde coordina la sección de artes escénicas del suplemento Culturas. Compagina su trabajo y militancia comunicativa con el activismo feminista, el teatro y la performance. Desde enero de 2011 vive en Braojos de la Sierra y ahora se encuentra inmersa en su último proyecto: La Selecta, un «café-laboratorio de las artes y las ciencias».
¿Por qué te viniste a vivir a la Sierra?
Porque estaba cansada de las dinámicas urbanas y de las dificultades para conciliar la vida allí. Demasiadas inercias, demasiado asfalto y olor a pis seco. Demasiadas farolas y pitos de coche. Una vida un poco esquizo-frenética. En Madrid dirigía una agencia pública de noticias científicas, además del trabajo y activismo en el periódico Diagonal, de hacer gamberradas escénicas y ver mucho teatro… Había ido a visitar una casa muy bonita que se alquilaba en Braojos, quería salir del agujero negro que es Madrid, y justo cuatro días antes de las navidades de 2010 me hacen un despido improcedente en el trabajo.
Fue un trago duro y a la vez el detonante para abandonar la ciudad como lugar de residencia. Es curioso, porque no tenía ningún lugar de la sierra preferido para irme. Quería seguir próxima a la ciudad (y al aeropuerto). No conocía esta parte de la sierra (un día hace mucho tiempo fui con amigos a por setas y acabamos en la cima de la Peña La Cabra). Y ahora, mirando hacia atrás, tengo la sensación de que yo no elegí el pueblo, si no al revés. Braojos es un lugar con una belleza muy especial, y habitado por gente maravillosa de todas las edades (en especial las mujeres) que hacen muchas cosas en comunidad (por ejemplo, la teatralización con disfraces de las fiestas en septiembre no tiene nada que envidiar a los saraos culturales de la ciudad, es una pasada). Cada día en el pueblo es un aprendizaje. A veces te preguntan desde la ciudad qué haces en el pueblo, si no te aburres… Y es todo lo contrario, vivir en el campo, en contacto con la naturaleza, es vivir con intensidad.
Cuéntame alguna de las ideas que ya has desarrollado por aquí…
El trueque cultural. Después de entrenar con el Odin Teatret en Dinamarca y conocer a fondo su forma de funcionar, regresé a la Sierra con ganas de aplicar esa filosofía en el lugar donde vivo, en Braojos de la Sierra. Así que, con la ayuda de varios vecinos y vecinas del pueblo, organizamos el Braojos Escena Abierta (BEA), un trueque artístico donde tú muestras y a cambio los demás muestran para ti. Nadie cobra dinero por su trabajo, ni artistas, ni técnicos.
Unas personas aportan materiales para construir escenarios, otras comida, y obras de teatro, performances, conciertos, intervenciones plásticas… Programamos las propuestas que nos llegan a través de una convocatoria pública en el último sábado de octubre, coincidiendo con las movilizaciones del octubre trans por cierto, y en las dos ediciones que hemos hecho (2011 y 2012) el público ha disfrutado de más de seis horas de trabajos. Además, todos los participantes de fuera del pueblo se pueden quedar a dormir en la casa del cura, donde se organiza una residencia artística de fin de semana muy especial. En la segunda edición incluimos una parte de intercambio formativo (percusión tradicional, clown, escritura creativa…) que hicimos el domingo en diferentes espacios del pueblo. Este año molará repetirlo en octubre y hacer el BEA3
¿Qué es la Selecta? ¿Qué espacios pretendéis ocupar con el proyecto?
La Selecta es un «café-laboratorio de las artes y las ciencias». Este nombre –que puede parecer un poco rimbombante desde fuera– responde a una necesidad de autoempleo de un grupo de personas que venimos de los campos de la comunicación, el diseño y las artes escénicas, y que nos hemos asociado bajo el nombre de Producciones Indomables. Somos siete personas, de las cuales tres (Tania, Belén y yo misma) estamos empleadas en la cafetería. LA SELECTA es un nuevo espacio cultural y gastronómico creado en la antigua cafetería del Centro Hípico de Buitrago, donde la población serrana, y también los visitantes urbanos, disfrutarán de una gastronomía de calidad, mientras escuchan buena música, usan Internet, leen un libro, acuden a una charla, una performance, una sesión de poesía, un debate científico, una exposición, un taller, un ciclo audiovisual, o hacen sus propias sesiones de trabajo en equipo, con pausas para una buena comida y un paseo a caballo. Y como asociación cultural que somos las indomables, no tenemos ánimo de lucro. Creemos que la pata gastronómica puede hacer viable la pata artística y cultural. Veremos si es posible.
¿Hasta que punto es un proyecto rural? ¿Cómo pensáis integrarlo?.
Las relaciones sociales y geográficas entre el campo y la ciudad son desiguales. Y es fundamental repensarlas desde una perspectiva social y de género. El campo, como todos los territorios, está en permanente transformación. En La Selecta queremos investigar nuevas formas de producción cultural y gastronómica desde el asociacionismo y la economía social. «Poner el espacio en el centro del análisis», como dice la geógrafa Doreen Massey, aplicando nuestra imaginación e ilusiones a un proyecto localizado. Así que es un proyecto rural en la medida en la que está enraizado en el campo. El reto es vincular a las personas con la naturaleza y con los caballos desde un enfoque creativo, y ayudar a dinamizar el tejido social y cultural de la Sierra.
Háblame de los proyectos de autogestión, tanto culturales cómo económicos.
Creo que es la vía para construir un mundo mejor. Trabajar en colectivo, de forma horizontal y colaborativa. Porque solo mola ser jefa de ti misma. Porque sola no puedes y con amigas sí. Además, creo que otros espacios sociales y culturales son necesarios en los pueblos. Después de tres años en la Sierra Norte, me atrevo a afirmar que la gente que la habita desea participar (hacer y recibir) en actividades culturales y artísticas cerca de su casa, en su pueblo o en un pueblo cercano. Artistas, artesanos y trabajadores de la cultura con largas trayectorias o emergentes han encontrado en la Sierra un refugio para vivir y crear. Por ello creo que La Selecta es una oportunidad para el encuentro entre las poblaciones rurales «de toda la vida» y nuevos pobladores del campo.
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