El pasado jueves 9 de enero, un grupo de vecinos de Redueña se fueron de excursión a visitar varios espacios de la capital.
El día empezó con un desayuno en San Ginés de chocolate con churros para coger fuerzas. De ahí la visita se dirigió al Congreso de los Diputados donde Pedro Muñóz Abrines les esperaba para hacer la visita a la Cámara Baja.
El palacio del Congreso de los Diputados se mandó construir por la Reina Isabel II. El 10 de octubre de 1843 se colocó la primera piedra coincidiendo con el cumpleaños que daba la mayoría de edad a Isabel II y, solo siete años más tarde, en octubre de 1850 tenía lugar la solemne inauguración del edificio. Se edificó en la Carrera de San Jerónimo entre 1843 y 1850 en el solar que ocupaba la antigua Iglesia del Espíritu Santo, declarada en ruinas en 1841, diseñado por el arquitecto Narciso Pascual y Colomer (1808-1870).
Especial orgullo sintieron los vecinos de Redueña, sabiendo que el investigador David Martín Freire-Lista, perteneciente al grupo de investigadores de Petrología Aplicada a la Conservación del Patrimonio en el Departamento de Geomateriales del Instituto de Geociencias IGEO (CSIC-UCM), redescubrió que la piedra original del Congreso de los Diputados pertenece a las canteras de Redueña. En aquellas partes donde la piedra es de color más blanco como la que está en la base del Congreso de los Diputados, dinteles y jambas, bases y capiteles de columnas del Congreso, en la franja horizontal de la base de los Leones, además de las que marcan las alturas del palacio de las Cortes. También está presente en las bases y capiteles de columnas, y dinteles y jambas de ventanas. Son todas piedras de las canteras de REDUEÑA.
La visita arrancó en el Vestíbulo de Isabel II, donde esta expuesto un ejemplar de la Constitución de 1812 elaborada por las Cortes de Cádiz. Como curiosidad saber, que este espacio en su día fue el bar del Congreso de los Diputados y que es la primera sala a la que se accede cuando se abre la puerta de los leones. Luego la visita pasó al Salón de Conferencias o de pasos perdidos donde pudieron apreciar las pinturas renacentistas de Vicente Camarón (1803-1864), obras de arte que hacían mención a Europa, Asia, África y América. También está representada la Justicia, la Religión, la Abundancia y la Ley, a su vez flanqueadas de otras figuras, jeroglíficos de la Fe, la Caridad, la Fuerza, la Virtud, o símbolos del Premio y el Castigo, entre otros conceptos que debían inspirar e invitar a la reflexión. Justo debajo de estas pinturas aparecen las representaciones territoriales de la España de esa época. Dentro de esta misma sala hay varios medallones que representan a los políticos más destacados del siglo XIX. Desde esa sala se llega a la entrada o la al Hemiciclo, llamativo emplazamiento que destaca por la decoración de su bóveda, sus dos grandes cuadros situados a ambos lados de la Presidencia (‘El juramento de las Cortes de Cádiz’ y ‘María de Molina presentando a su hijo ante las Cortes de Valladolid’), las cariátides o las grandes efigies de los Reyes Católicos. Aunque verdaderamente lo que más interés despertó fueron los disparos de tejero.
En la primera planta del palacio, esta la galería con los retratos de los presidentes del Congreso de los Diputados.
Los cambios históricos que ha sufrido la política a nivel nacional de nuestro país ha supuesto que el edificio haya tenido que adaptarse a las necesidades de espacio, teniendo dos ampliaciones, además de la adquisición de dos nuevos edificios situados frente al Congreso: las sedes del Banco Exterior de España, situada en los números 36-38 de la Carrera de San Jerónimo, y del Banco de Crédito Industrial, ubicada en el número 40 de la misma calle.
Terminada la visita del Congreso de los Diputados, el grupo se fue a comer cocido madrileño a la plaza mayor y de ahí al Real Jardín Botánico. En el Jardín Botánico la visita guiada duró una hora y media en un espacio lleno de biodiversidad con más de 5500 especies de plantas de todo el planeta, con más de 265 años de historia y desde 1939 es un Centro de Investigación del CSIC, Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
El jardín Botánico lo mandó construir Fernando Vi en 1755 en la Huerta de Migas Calientes, en las inmediaciones de lo que hoy se denomina Puerta de Hierro, a orillas del río Manzanares. En 1774, Carlos III dio instrucciones para su traslado al actual emplazamiento del paseo del Prado, donde se inaugura en 1781, contando con una superficie de 8 hectáreas. La importancia de todas estas plantas en la medicina basada en el conocimiento de la botánica, que perdura aun en nuestros días.
Sé el primero en comentar sobre "Excursión al Congreso y al jardín Botánico de Madrid desde Redueña"