Existen aves que son comunes pero no se ven todos los días. Cuando las visualizamos de nuevo siempre llaman la atención, incluso a los pajareros más expertos. Quizás sea por lo vistoso de su plumaje, por su inconfundible canto,…, el caso es que la Tarabilla europea (Saxicola rubicola) es de los pájaros que suelen gustar. Además el hecho de que se posen en lugares destacados facilita su observación. El nombre le viene precisamente de sus vocalizaciones, dentro de los significados de la palabra tarabilla encontramos: tropel de palabras dichas deprisa y sin orden ni concierto. Son muy inquietas, sus vocalizaciones son continuas: aunque el canto es breve lo repiten constantemente y se compone de una serie de notas agudas y chirriantes, que mezcla con gorjeos en un tono muy bajo. Esas notas del canto las mezclan a menudo con el reclamo, sobre todo cuando se sienten amenazadas: un áspero charr-charr, que se mezcla con is-tra-tra e is-tra.
A la hora de identificar este paseriforme, que tiene una longitud de 12-13 cm. y una envergadura de unos 20 cm., apreciaremos un ave oscura en toda la zona dorsal y anaranjada en la ventral. Luce cabeza negra con manchas blancas en ambos lados del cuello, una lista muy fina que va desde el pico hasta detrás de los ojos apenas perceptible si no se observa con prismáticos pero, que nos servirá para diferenciarlo de la muy parecida Tarabilla norteña. El obispillo blanquecino se aprecia muy bien en vuelo por el contraste con el dorso, así como las cobertoras alares también blancas. Este plumaje lo adquieren los machos por muda completa en agosto o septiembre y existe una gran variedad debido a que los tonos a veces son más suaves, incluso los hay que no tienen muy oscura la cabeza, lo que nos podría confundir con hembras o jóvenes, de tonos más pardos.
Se localiza en amplias regiones de Asia, Europa y África aunque no de forma uniforme por todos los continentes. En nuestro país sí lo hace de un modo más extendido por toda la Península y Baleares, estando ausente en Canarias y Melilla. Es muy escasa en puntos de los valles del Guadalquivir y Ebro, La Mancha o el Sureste ibérico. Pero hay que decir que esta especie también es migradora parcial, con lo cual en estos lugares sí se localiza en invierno. Además individuos que residen en zonas altas y frías se desplazan hacia zonas más cálidas, tanto del sur peninsular como del norte del continente africano.
Aunque en enclaves de Sierra Nevada o Pirineos puede localizarse a dos mil metros, lo normal es encontrar a las tarabillas en zonas más bajas. Gustan de los espacios abiertos: matorrales como brezales, claros de bosque, páramos, pastizales o campiñas. Será común verla en lo alto de un arbusto o poste desde cierta distancia. Una característica muy común es, como decimos de forma familiar los pajareros, que las tarabillas “rebotan”. Pueden elevarse con un vuelo rápido y descender de nuevo al mismo lugar. Consumen insectos principalmente, además de pequeñas arañas, gusanos y sus huevos. Asimismo mariposas tanto diurnas como nocturnas. En otoño completan la dieta con semillas y frutos.
Desde marzo hasta junio escucharemos su canto con frecuencia. A finales de febrero los machos empezarán a cortejar a las hembras, con vuelos verticales cantando con fuerza. Las parejas permanecen unidas de por vida aunque se han detectado casos de poligamia. La época de nidificación comienza temprano, desde mediados de marzo podemos encontrar ya nidos terminados. Esta etapa se prolonga hasta julio, pudiendo realizar hasta tres puestas anuales. Construyen el nido en el suelo, protegido por algún arbusto. Utilizan hierba, musgo y hojas secas para crear un cuenco donde la hembra pondrá de dos a siete huevos (lo más frecuente es cuatro o cinco), que incubará durante dos semanas aproximadamente. Tras la eclosión ambos progenitores ceban a los pollos que, al transcurrir otras dos semanas realizarán sus primeros vuelos, permaneciendo su primer mes de vida cerca de los padres, recibiendo aún protección y manutención por parte de ellos. Los jóvenes son muy alarmistas y ruidosos cuando están cerca de los adultos, pero se vuelven silenciosos cuando se separan de ellos.
La Tarabilla europea está incluida en la Lista Roja de las Aves de España con la categoría de Preocupación menor. Es común aunque no abundante. La tendencia de sus poblaciones es decreciente. Le afecta la intensificación agrícola eliminando los barbechos y homogeneizando los cultivos, la eliminación de setos y linderos debido a ésta y el uso de químicos como pesticidas, etc. También la reforestación de lugares como los páramos, donde habita. Ella, como otras especies ligadas a los ambientes agrarios, se ven afectadas por esta “modernización” de la agricultura. Volvamos a modelos productivos extensivos, que respetan la heterogeneidad de los campos y, ayudaremos a aves tan bonitas como las tarabillas.
Miguel Ángel Granado
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