Desde hace ya meses proliferan los carteles que avisan en los comercios del pago mínimo aceptado con tarjeta: 6€, 10€, etc.
Y desde entonces también proliferan quejas e incluso “solicitudes” de explicación para esa medida.
Dejando a salvo, que el dinero que más efectivo y que compensa la venta de productos y servicios es, precisamente, el efectivo (moneda de curso legal), con la excepción de las falsificaciones y dejando a un lado los fallos de los TPV, de las bandas de las tarjetas o la caída de línea para conectar con la entidad financiera entre otras que hacen tener que estar ocupados de cobrar por lo trabajado a los comercios, en lugar de ocuparse de trabajar, no hay explicación más sencilla que esta:
Una vez creada por los poderes financieros la necesidad: comodidad de no llevar dinero encima, poder hacer todo (menos mirar, escuchar, acariciar, besar, amar) desde el móvil, los bancos satisfacen esa necesidad con las magnificas tarjetas de crédito o débito de forma gratuita.
Pero no, se trata de los bancos, de gratis nada. Esa necesidad y esa comodidad satisfecha por ellos a los clientes a través de las tarjetas físicas o virtuales, las pagamos en cada servicio que prestamos los comercios con lo que nos cobran por tener el TPV, por la línea de conexión, y por las comisiones de cada operación en función del volumen de éstas, disminuyendo por tanto nuestros ingresos por nuestro trabajo a costa de los ingresos de los de siempre.
Las tarjetas, físicas o virtuales o como las hagan en el futuro no son gratis, las pagamos los que intentamos cobrar por lo que compras o consumes.
Carlos del Valle
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