Miguel Ángel Granado
En los primeros días de mayo se produce la migración masiva de un ave estival, que elige estas fechas ya avanzadas para cruzar el Estrecho, debido a que consume gran cantidad de avispas y abejorros y su biología está sincronizada para llegar a Europa coincidiendo con la mayor abundancia de éstos.
Es un ave rapaz: nos referimos al Abejero europeo (Pernis apivorus), cuyo nombre común era hasta hace poco halcón abejero. En el campo de Gibraltar se concentran por miles para cruzar juntos esos kilómetros de mar, tanto en el viaje de ida como en el de vuelta. De comienzos a mediados de mayo empezaremos a verlos por nuestra comarca, llegan primero los machos y a los pocos días las hembras. En cuanto a su identificación hay que comentar que existen diversos morfos, diversas fases del plumaje, al igual que en el Busardo ratonero, al que físicamente se parece mucho. Describiremos la coloración más conocida y probablemente la que poseen más individuos. La zona dorsal es marrón oscura, con tonos grises en los carrillos y laterales de la cara, tiñendo la totalidad de la cabeza en los machos viejos. La cola que es muy larga (una característica para diferenciarlo del ratonero) también es marrón oscura pero en su extremo se aprecia una banda ancha de color sepia y otras dos más estrechas del mismo color, más cerca de la base. La garganta es blanca con rayas marrones y a continuación el pecho y el vientre también son blancos con abundante punteado marrón o negro. Tiene el iris de color amarillo y alrededor de este posee unas plumas cortas y duras a modo de escamas, que le protegen de las picaduras de las avispas cuando se acerca a sus nidos para nutrirse. Asimismo las tiene en las patas, también amarillas. Las hembras son parecidas pero de mayor tamaño. Hablamos de una especie de 50-60 cm. de longitud y 110-140 cm. de envergadura. Este plumaje intermedio es el más observado pero podemos encontrar individuos de morfo claro y otros muy oscuros, casi melánicos.
Este habitante del oeste de la Región Paleártica, que inverna en África tropical y meridional, podemos localizarlo en la zona septentrional de nuestro país: Galicia, cordillera Cantábrica, norte y oeste de Castilla y León, Sistema Ibérico y Pirineos, además de en algunas zonas del Sistema Central, Montes de Toledo y sierras del sur peninsular como las de Cádiz y Málaga, Cazorla y Segura. Aunque muchos se desplazan a lugares más al norte de Europa, España es muy importante porque las vías migratorias de esta especie cruzan nuestra geografía. Es un ave silenciosa, a veces emite un silbido como reclamo. Su hábitat son los bosques y prefiere los caducifolios como hayedos, castañares, robledales, etc., con zonas aclaradas y presencia de insectos himenópteros como avispas, abejorros, abejas, hormigas voladoras,…
Consume estos insectos voladores y sus larvas y no suele acercarse a las colmenas de abejas, prefiere los nidos de himenópteros situados en el suelo, que desentierra con sus robustas patas dotadas de grandes uñas, siendo un ave muy importante a la hora de combatir plagas como la de la avispa asiática, especie invasora que afecta a las colonias de otros grupos de himenópteros. En algunos lugares de nuestra geografía constituye más de la mitad de su ingesta diaria. El abejero tiene una morfología especial para atacar los avisperos: su pico corto y fino con el que extrae con facilidad las pupas de las celdillas, dedos protegidos por plumas escamosas con los que impide la acción de los aguijones, en la cara esas plumas también escamosas y las narinas muy estrechas para impedir la entrada de estos insectos; apenas sufre picaduras. Complementa su dieta con otros invertebrados como arañas, escarabajos o lombrices, además de pequeños vertebrados y ocasionalmente frutos.
Tras esa migración gregaria de miles de individuos, los machos se vuelven muy territoriales al llegar a sus lugares de cría. Poco después llegarán las hembras y comenzará el cortejo; esta especie es monógama y es fiel tanto a su pareja como al nido de años anteriores; frecuentemente aprovechan nidos viejos de córvidos u otras rapaces, y los seguirán utilizando año tras año, reparándolos tras su llegada con aporte de material como pequeñas ramas y hojas. Se sitúan en la parte alta de los árboles cercanos a la copa. Si uno de los dos consortes desaparece, es probable que en esa misma temporada su lugar lo ocupe otro individuo y se reproduzcan. Y si el nido ya no está porque el árbol se ha caído o ha sido talado, reconstruirán otro cercano, manteniendo normalmente su mismo territorio. Con las cópulas enseguida llegará la puesta, de uno a tres huevos aunque lo normal es que sean dos. La hembra los incubará durante unos 35 días con algunos relevos del macho. Tras la eclosión y en los primeros días será la madre quien alimente a la prole con los aportes de comida del padre. Los pollos al nacer son muy pequeños y débiles; a los 12-15 días comienzan a perder el plumón sustituyéndolo las primeras plumas: ahora las cebas son continuas y por ambos adultos, mostrando los jóvenes un carácter agresivo. Cuando cumplen 40 días ya están completamente emplumados y se desplazan a ramas cercanas acudiendo al nido a comer. Pronto aprenden a volar y a los 70-75 se prepararán para su primer viaje hacia África.
El Abejero europeo se incluye en la Lista Roja de las Aves de España con la categoría de Casi amenazado. La destrucción y alteración de los bosques además de las molestias en época reproductora y, sobre todo, la caza ilegal durante la media veda cuando regresan a África y se congregan cerca del Estrecho son sus principales amenazas. Es un ave beneficiosa, poco conocida, y a la que deberíamos proteger.
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