Rosa Ortega Serrano
“No pretendas saber, pues no está permitido,
el fin que a ti y a mí, Leucónoe,
nos tienen asignados los dioses,
ni consultes los números Babilónicos.”
Yo quería escribir sobre los amigos, la compañía, los cuidados. Creo que yo quería contarles algo sobre la vida, una vez más, pero acabo de leer el artículo de Manuel Vicent en el país del domingo 21 de enero y me rindo. Me rindo ante la simplicidad del hombre sabio. Aquel que tiene mucho que decir, pero nos anima a descubrirlo, aquel que crea imágenes como burbujas de conocimiento para que nos trasladen hasta universos emocionantes, aquel que envejece como ha vivido, cultivando la belleza. En fin, que me rindo, que no tengo altura de miras para explicarles cómo se me escapa el tiempo de las manos y no logro centrarme en los pequeños placeres que ofrece la vida, dejando de lado los problemas de esta sociedad que destruimos al tiempo que le vamos dando forma. Les recomiendo ocupar su preciado tiempo de vida leyendo a Manuel Vicent y si les queda resuello, en este periódico hacemos lo que podemos.
Retomo el tema de la guerra en Gaza y les recuerdo que continúa la masacre: hay más de 25000 personas muertas, miles de heridos, desplazados, huérfanos, gente sin casa, sin comida. EEUU ha enviado 100.000 toneladas de municiones a Israel en los últimos tres meses. Tal vez las cantidades no sean exactas, ni mis fuentes cien por cien fiables, pero sin armas ni munición no habría guerra. El sábado 20 de enero miles de personas se han manifestado en España contra la matanza de Israel en Gaza. Siento amargarles la dicha de soñar con ese gran día al que agarrarse, siguiendo los consejos del poeta Horacio:
“Mejor será aceptar lo que venga,
ya sean muchos los inviernos que Júpiter
te conceda, o sea éste el último,
el que ahora hace que el mar Tirreno
rompa contra los opuestos escollos.”
Sé prudente, filtra el vino
y adapta al breve espacio de tu vida
una esperanza larga.
Mientras hablamos, huye el tiempo envidioso.
Vive el día de hoy. Captúralo.
No te fíes del incierto mañana.”
Creo entender que Horacio nos anima a la resignación y el autoengaño. No sé cómo irían las cosas del “mundo” en el año 65 a.C. pero ahora tenemos a unos cuantos ególatras gobernando, léase los Milei, Trump, Putin, Netanyahu y demás líderes políticos con capacidad para hacer el bien… o el mal. No podemos huir de nada porque nos pillan, nos alcanzan las guerras, la pobreza, las dudas sobre el proyecto de Formula 1 de Madrid, los problemas de la sanidad pública y sobre todo nos quita el sueño el futuro de los jóvenes. Si quieren inventamos un día perfecto y pedimos a los dioses que lo hagan eterno, pero tenemos que enviar lejos a los mandatarios con problemas mentales (léase casi todos), vender los coches, renunciar al teléfono móvil, cerrar los ojos, unir nuestras manos y poner cara de bobos.
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