Luis Fco. Durán Carretero.
Estamos en un momento de extremos que no me alcanza la amplitud de miras. Ojito, que llevo gafas de aumento. Lo que viene a ser unos prismáticos. Quiere decirse, que gipio un rato. Todo es extremos, se han jodido los defensas, los delanteros y los porteros. Los “entrenadores” de estos extremos me está creando unos pensamientos extraños. ¿Porqué?…
Por qué estos extremos no son los que me gustan en este momento, ni en ninguno. Los que a mi gustan y me gustaban eran, Gento, Bobby Charlton, Garrincha, Juanito Gómez, Ronaldo Nazario, Jesús Navas o José Antonio Reyes Q.P.D. y muchos más que no quepen en este artículo desgraciadamente, ¿Por qué? Porque sí me gustaría hablar de estos extraordinarios extremos, pero resulta que me toca hablar de otros extremos. Los idiotas. Los que se creen con la verdad. Los que no admiten opiniones. Los que son sí o sí. Los que son no y no. O los que son yo o no hay otro yo. Porque yo soy yo y lo demás, no soy yo.
Los que no han leído un libro en su vida, ni tampoco les dejan, tiene cachapelo “pa” hablar y estar comunicado además de identificado y saber quién eres y a quien prefieres. Tecnología pura. Los “Alantos de la vida” Que decíamos en mis tiempos. Esos tiempos en los que la Palabra era dios y la mano Trato. No hacían falta escrituras ni manifiestos extraños. Valía lo que valía. Lo que debería valer siempre. La Palabra, el Señorío, La Vergüenza.
Se está creando mucho ruido completamente innecesario en esta sociedad, para tenernos en vilo y no nos enteremos de lo que se cuece a nuestro alrededor. Solo se consigue crear extremos y, no futboleros, que son los que molan, Sino extremos contrarios. En este caldo de cultivo, que borbotea con una intensidad que da envidia a las calderas de Pedro Botero. Personaje creado por D, Francisco de Quevedo y Villegas. Este personaje es de ficción sin embargo, los personajes que están creando este caldo de cultivo son reales y, realmente espantosos, para el desarrollo de una sociedad en la que se supone que debe primar la igualdad entre sus componentes. TODOS SUS COMPONENTES. Claro que se puede esperar, cuando nos hacer sentirnos de diferente CLASE. Se puede ser de clase aristocrática, de clase burguesa, de clase media, donde nos encontramos el proletariado y los marginados. Los pobres. De aquí, de esta última salen la mayoría de extremos. La desinformación, la necesidad de crecer y creer, nos convierten en víctimas fáciles y maleables para que ese caldo de cultivo bulla con intensidad y aparezcan extremos, que hagan el trabajo sucio y súper rentable para los “entrenadores” que disfrutan desde su atalaya cuales Cesares Romanos de cómo los extremos se matan entre ellos, en ese circo tan bien montado, mientras, ellos disfrutan de fantásticos ágapes regados con buen vino y aromatizado con sándalo, incienso y rosas.
Estamos llegando a tan extrema estupidez, que el otro día, un tipo que estaba disfrutando comiéndose una lombarda estofada en El Espolón, me dijo que estaba estupenda, pero que cada vez le gustaba menos por el color que tiene. Claro, fallo mío, por no haberle puesto unas gafas oscuras, para que no apreciara el color de la lombarda y sí su sabor, Esto es lo que vamos a tener que hacer con todos estos extremistas. Se les pone unas gafas oscuras, para que palpen las bondades de una sociedad igualitaria multicolor, en la que sobran todos los extremos y sus monocolores.
Qué pena de extremos sin balón, no disfrutan de la vida, ni dejan a los demás, solo porque algún “entrenador” le ha convencido que tiene muchas pelotas. Con lo bueno que es ser extremo futbolista.
Salud.
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