Ya supondrán por su apellido que la vinculación de Carlos Baonza con Bustarviejo es, además de vivencial, pues aquí vive y trabaja, genética. Pero lo principal no es eso –nunca lo es–, como tampoco importan ahora sus datos biográficos ni su trayectoria profesional, sino únicamente su genio artístico absolutamente desbordante y envolvente, capaz de sacarnos de este mundo aplanado y gris para llevarnos con tentadora persuasión al Paraíso del nunca quisimos salir y al que solo puede volver nuestro yo más verdadero y más libre: recuperando la pureza del alma y dando rienda suelta al corazón y sus latidos. He ahí el don y su oportunidad.

Así nos lo presenta su querido amigo Domingo Villar: «Carlos Baonza creció escondiéndose, huyendo de la realidad para zambullirse en las imágenes que poblaban su cabeza y que él recreaba a todas horas, febril, con su mano sin domesticar. Aprendió a escaparse del mundo deslucido que veía alrededor para adentrarse en otro que podía retorcer a su gusto, donde imperaba la forma y el color y todo estaba más vivo. Así, de obra en obra, como de niebla en niebla, fue fraguando un artista dotado de una voz singular, de un trazo cargado de energía que permite identificarlo al primer vistazo, ya sea en un cuadro, un collage o una escultura».

La Biblioteca de Bustarviejo cierra la conmemoración de su 40 aniversario con esta exposición extraordinaria, tanto por la obra seleccionada como por su autor, de quien la Colección Local guarda ya un nutrido muestrario de publicaciones con las que adentrarse en un universo rico y original como pocos.– 

Andantes, exposición de Carlos Baonza en la Biblioteca de Bustarviejo. Plaza de Segovia 1. 

De lunes a viernes por la tarde y sábados por la mañana, hasta el día 26 de agosto.