artistas del Puente Amigos Vallauris-Buitrago  – “No pinto lo que veo, pinto lo que pienso” Picasso – exposición desde el 1 de julio

¿Cómo homenajear a Picasso en Buitrago en el año en que se conmemora en todas partes el cincuentenario de su muerte? Con la exposición Liens et Métamorphoses (Vínculos y Metamorfosis), los artistas del Puente Amigos Vallauris-Buitrago rinden homenaje a las mil y una formas de su obra, en perpetuo estado de metamorfosis, cuyo reto constante es reinventar sus vínculos con el mundo real que le rodea.

Como dijo un crítico: “¡Picasso no es un pintor! Es… ¡varios pintores! “. Cuando se le pregunta por esta vertiginosa diversidad de estilos, técnicas y soportes, el artista responde que sus lienzos son “como las páginas de su diario”. Con los ojos muy atentos al mundo real que le rodea, todo lo que le afecta y le impulsa en su vida cotidiana encuentra un lugar en su arte, alimentando su insaciable energía creativa. Todos los vínculos forjados a lo largo del tiempo y a través de los encuentros con las mujeres de su vida y sus amigos del momento, poetas, artistas de circo, pintores, coreógrafos, compositores de vanguardia y marchantes de arte a los que conoció en los distintos círculos que frecuentaba, se reflejan en esta crónica de su vida personal. Seguimos los contornos laberínticos de sus andanzas entre Málaga y la Costa Azul, pasando por Barcelona y París. No faltan los oscuros periodos de miseria, rupturas y duelo, ni las crueles convulsiones de la historia del siglo XX, ni su compromiso de utilizar su arte para combatir los horrores de la guerra y la violencia del mundo con su Guernica, ni La Joie de Vivre (La alegría de vivir) en un Edén mediterráneo redescubierto.

Pero este diario visual revela aún más sobre quién era que sobre lo que vivió. En el gigantesco fresco de su vida que son las 60.000 obras que nos ha legado, los vínculos que forja a diario no son más que un punto de partida. No dejó de ir más allá en sus exploraciones artísticas, en busca de nuevos lenguajes visuales, dando un vuelco a la tradición para traducir su visión de la realidad y expresar lo más fielmente posible quién era él en el momento en que pintaba. Es esta crónica de sus “paisajes interiores”, su percepción íntima de la realidad, lo que persigue en sus obras, nunca abstractas, metamorfoseadas por su complejo imaginario habitado por la mitología antigua, los grandes maestros de la pintura con los que no cesa de dialogar, su afición por la tauromaquia y, de forma general, un arraigado apego a sus raíces españolas.

Su obra, fascinante serie de metamorfosis en sus pinturas, esculturas, aguafuertes, litografías, cerámicas y ensamblajes, desde el colorismo expresionista de sus íntimos monocromos en Azul y Rosa cuando llegó por primera vez a París hasta los trágicos Mousquetaires rembranescos y las exacerbadas escenas eróticas de sus años crepusculares, pasando por la emancipación de la figuración tradicional con Las Señoritas de Aviñón, que prefiguraban la invención del Cubismo, nunca dejó de exaltar la alegría de crear con insolente libertad.

Madeleine Arias