Luis Fco Durán Carretero.
Llevamos ya bastante tiempo, en el que los restaurantes, sufrimos un preocupante vacile y vacío con las supuestas reservas. Estamos comprobando, desgraciadamente, que mucha gente, reserva en tres o cuatro restaurantes a la vez, para luego ir o no a uno de ellos, sin tener un mínimo de vergüenza o empatía, Que menos. Para llamar y cancelar las otras presuntas reservas hechas. ¡Una putada mu gorda! Que entiendo que cada uno hace con sus cuartos lo que se le ponga, pero lo que no puede hacer es subastar su presencia y además de putear al personal. Porque nosotros estamos para atender, servir y cobrar. Generar empleo, servicio y, si es posible crear una familia en la que, a tus hijos los conoces cuando te presentan a la novia. NO, para que nos vacilen sin ton ni son y encima sin ritmo…
Yo, como todos los hosteleros, independientemente de donde estemos o lo que vendamos y su forma, nos importa muy poco donde se gaste el cliente sus billetes. Lo que nos importa es que se los gaste. Punto. Si es en nuestra casa mejor que mejor, pero sin que tengamos que arrastrarnos, para tener su “favor”.
Lo que nos jode, perjudica y mucho es que tengamos unas supuestas reservas, por las cuales compras y contratas más personal, para dar el mejor servicio posible y los clientes se sientan confortables, bien atendidos y a gusto, para que luego, llegado el momento no tienes reserva ni clientes, porque a los que podías haber sentado en esas mesas de los que no han venido ni han avisado, les has dicho que tenías completo y no les has atendido. Ruina. Porque donde no hay ganancias, las pérdidas son seguras. Y, claro está. Entonces comienzas a establecer ciertas leyes fisiológicas contra el árbol genealógico de la vida. Pues resulta que si las expectativas creadas alrededor de esa supuestas reservas no se cumplen, habrá que pensar en otras formas de trabajar, ¿Cuáles? Yo voy a proponer una. Luego veremos si es la mejor o no, pero de momento es la que creo que puede ser la que más nos beneficie y la que menos haga desconfiar al cliente…siempre que este lo entienda. Claro está.
Los restaurantes tenemos que comenzar a protegernos y para ello, algunos ya estamos dando pasos para defendernos. Y uno de esos pasos es cobrar una cantidad a la hora de hacer la reserva, que quedaría como señal. Esta señal se puede hacer por Bizum o similares o pedir una tarjeta de crédito, por lo que cada restaurante estime oportuno. Una vez dejada la señal o el número de tarjeta, quedará confirmada la reserva. Si por la circunstancia que sea, no se puede acudir al restaurante, se devolverá el importe de la misma si se ha cancelado antes de las once de la mañana del día de la reserva en cuestión. Si no es así, perderá el importe de la señal o se le pasará el cargo establecido a la tarjeta en cuestión. A la vez que el restaurante podrá hacer uso de esa mesa y seguir trabajando.
Habrá quien se sorprenderá ante esta aptitud. Pensarán que no tenemos confianza en ellos. NO. No es así, nosotros basamos nuestras ventas en la confianza en nuestros cliente, pero ellos también tiene que entender, que también deben confiar en nosotros y, que para que la relación sea perfecta, todos debemos cumplir con nuestra parte. Vamos lo que es un quiproquo. Lo que viene a ser. Confianza sin apuñalamientos espalderos.
Para que esta propuesta tenga su significado y su efectividad, debemos hacerlo TODOS LOS RESTAURANTES A UNA. Si no, no conseguiremos nada.
Yo estoy asociado a la ASOCIACIÓN GASTRONÓMICA SIERRA NORTE DE MADRID. Asociación en la que creo que deberíamos estar todos los Hosteleros de la Sierra. Independientemente de cual sea el negocio de cada uno.
“Pues nadie es tan fuerte, como todos juntos”.
Paco,me parece bien lo que expones, pero pienso que el número de la tarjeta bancaria,pocos te la van a facilitar.
Un saludo
Me parece muy bien que cobren una señal y que tengan mas respeto por la gente y sino que se vayan a vacilar a la madre de Ellos
Muy cierto, amigo Paco.
desde hace tiempo viene sucediendo esto en toda la sierra… cuando no se pide una señal por adelantado: en restaurantes, alojamientos y hasta en campamentos y centros educativos de fin de semana. Es increíble lo poco seria que son algunas personas, llegando incluso a rayar en la mala educación, egoísmo y en la más pura mezquindad. A algunos habría que pedirles un carnet para salir se su casa.