Rosa Ortega Serrano
El mundo de ayer está acabado. Es divertido salir a la calle y encontrarse con gente amiga que, como tú, andan cargados de ilusiones y esperanzas. Nos sube el ánimo, se apacigua la ira, parece que va a triunfar el buen hacer y la justicia social lucirá mas que el sol.
Pues no. Los políticos, aquellos que dicen gobernar para todos, siguen a lo suyo. Una privatización por aquí, una venta fraudulenta por allá y un “quítame allá esas pajas”, que coloca al inepto de mi amigo donde menos te lo esperes.
¡Qué aburrimiento y qué ingenuidad arrastramos las buenas gentes (que no siempre coinciden con las gentes de bien)! Algunos viven en el futuro y llenan sus arcas personales de influencias, puestos de responsabilidad (creados para malvados irresponsables) y poco a poco se van labrando ese colchón de bienestar económico que les lleva hasta un ataúd forrado de raso adamascado.
Consuela saber que, aunque visiten mejores restaurantes, vistan ropas de marca o vuelen a playas lejanas no son más felices. La avaricia de poder o de dinero no hace a la gente más feliz. Alguien pensará, tampoco la explotación laboral y un piso de 40 metros cuadrados te arregla la vida. Seguro que lleva razón mi mal encarado interlocutor, pero ¿qué hay de la conciencia cuando se hace oír en tu interior, ese runrún que no te deja vivir, siempre ocupada, sin saborear la fruta o el chocolate, viendo pasar las horas velozmente. El otro día le oí decir a Manuel Vicent: “La libertad de uno o el placer de uno es directamente proporcional al rato que puedas estar en el cuarto de baño al levantarte, yo no me imagino a un banquero demorándose en abluciones laicas en el cuarto de baño lo veo siempre con prisa queriendo estafar a uno, matar al otro…es decir en qué consiste la vida, la vida consiste en desayunar, si desayuno estoy vivo, tienes dos caminos el perfume del café y la tostada o el periódico , es decir el camino de Sánchez o el camino de la tostada”. Para ver donde está la belleza de cada día hace falta tiempo y poco ruido interior. No me fio de las personas que se consideran a sí misma benefactores sociales porque están todo el día trabajando: mandando, caminando, subiendo a coches y aviones, firmando documentos y tomando grandes decisiones para ordenar las vidas ajenas sin una gota de empatía.
Si esto sigue así, como va el siglo de guerras y pandemias nos uniremos o se unirán, los que vayan quedando, a la turba callejera.
Estoy empezando a pensar que nuestros dirigentes tienen un complejo personal por su escaso desarrollo intelectual y profesional, ¿A cuántos políticos conocen que, habiendo destacado en su profesión por su honestidad, buen hacer, creatividad, capacidad de estudio e investigación, formación académica…etc., estén activos en el espacio político y tengan cargos de responsabilidad? si me señalan diez del montón que nos rodea, será suficiente.
Destaco dos noticias de esta semana, casi igual de sorprendentes: “Quienes ganen el concurso que convoca la comunidad de Madrid para construir dos centros concertados en la Capital no tendrán que pagar ni un euro por usar durante 75 años las parcelas públicas sobre las que se levantaran los centros y que están valoradas en más de once millones” (Recordemos todas y cada una de las necesidades pendientes de adaptación y rehabilitación que tienen las escuelas y los institutos públicos).
La otra noticia trata sobre el cinismo educativo que padecemos como sociedad: La editorial Random House modifica las obras para niños y jóvenes del escritor Roald Dahl. Al parecer les parecían demasiado crueles y. violentas (Para los que no lo sepan, Roald Dahl es un escritor leído y recomendado en colegios e institutos.)
Recordad, que seguimos con dos frentes abiertos y esta vez nada poéticos como son la defensa de LA SANIDAD PÚBLICA y LA GUERRA DE UCRANIA.
Acabo con unos versos de Olvido García Valdés
“confía en ti, se dijo, y sintió que volvía
La frase, confía en la gracia, eso que está
en ti, la nada y el miedo que hay
en ti te ayudarán, y la fatiga, que la energía
vaya a menos, que para quienes quieres
sea leve, la gracia te ayudará
recibe este objeto en tu corazón, mira
en él algo que ames, mira de nuevo, nada
hay, ¿qué había?, ¿qué hubo?, ¿qué fue?
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