Miguel Ángel Granado 

A veces me preguntan si existen aves que vienen aquí a pasar el invierno, al igual que otras vienen en primavera y verano, como las golondrinas, por poner un ejemplo. Las migraciones de las aves estivales son más conocidas por todos. Más complicado resulta con las especies invernantes, de las cuales muchas suelen ser migradoras parciales. Sirva este artículo para aclarar conceptos de las aves presentes en nuestro país durante los meses fríos. 

Dentro de estas encontramos las residentes, que están siempre con nosotros aunque en esta época pueden realizar movimientos dispersivos, buscando condiciones climáticas más benignas. Luego tenemos las especies invernantes, que vienen de lugares más norteños y solo las localizaremos de octubre a marzo, dependiendo de las especies. Pero no se reproducen en nuestra geografía, sino que regresarán hacia el norte. Existen diversos ejemplos: la Grulla común, el Ánsar común, algunas especies de aves marinas y anátidas, etc.

Pero hay algunas que son migradoras parciales. Y son estas las que pueden llevar a confusión. ¿Por qué? Porque son especies residentes, que ven aumentar su número considerablemente durante el otoño e invierno. Muchos individuos que criarán en países más septentrionales, vendrán durante estas estaciones a España. Esto al igual que en las especies denominadas invernantes, se debe a que realizan migraciones a zonas más meridionales, buscando un clima más suave. Y de forma similar, todos estos individuos regresarán a sus latitudes situadas más al norte, cuando se acerque la primavera. Pongamos algunos ejemplos:

– La Lavandera blanca, que ya fue la protagonista de un artículo hace tiempo, también conocida como “pajarita de las nieves”, es una especie que existe como residente en nuestro país pero en invierno ve crecer sus poblaciones de manera importante. No hay datos de la cantidad exacta de individuos invernantes pero se conocen dormideros de decenas de miles de individuos. Dentro de ellos hay algunos de la subespecie yarrellii, de origen británico y con un contraste mucho más marcado que en la subespecie alba, que es la que se reproduce aquí.

– La Paloma torcaz, también escribí sobre ella. Como reflejaba en el artículo en invierno la población se multiplica por diez, siendo mucho más frecuente de lo que ya de por sí es. Un dato llamativo y que constituye una amenaza para ellas, es que los daños a los cultivos son mucho más notables, al haber muchas más.

– El Milano real, al igual que en los casos anteriores se localizan dormideros de muchos individuos en invierno. De hecho se suelen realizar censos de milanos durante estos meses.

– El Ánade azulón, especie muy conocida y común. Vienen muchos procedentes de Europa central, Escandinavia e islas Británicas. En general casi todas las especies de anátidas crecen considerablemente.

– Y no solo las anátidas. Las garzas o ardeidas también se incrementan notablemente, en la mayoría de los casos. La Garza real por ejemplo se extiende por todas las zonas de agua de nuestro territorio, cuando en primavera solo se la observará en las cuencas de los grandes ríos, en lugares como las marismas de Doñana, el Delta del Ebro, las Arribes del Duero,…

Muchas de las familias o grupos de aves ligadas a zonas acuáticas son migradoras parciales: garzas, anátidas, limícolas, aves marinas, etc. Pero también algunas rapaces, paseriformes, fringílidos, etc.

Si os gustan las aves observaréis ahora muchas de estas especies migradoras parciales y notaréis que cuando llegue marzo o abril, os será mucho más difícil localizarlas. Y como se ha comentado en multitud de ocasiones, nuestro país goza de una situación geográfica envidiable, lo que provoca que haya mucho movimiento anual: aves en paso, ya sean estivales o invernantes y muchas que realizan sus viajes para estar unos meses en España. Su avistamiento y disfrute requiere de respeto por nuestra parte.

¡¡Felices Fiestas y Próspero Año Nuevo!!