¿Realmente se alimentan de sangre algunos murciélagos? ¿Qué hay de verdad y de mentira en el mito del vampiro? ¿Es cierto que la pandemia de Covid-19 la originó uno de estos animales?

El pasado sábado 1 de octubre, la Casa de la Juventud de Navalafuente fue taller y centro de formación para niños y adultos. El tema: los murciélagos. Los pequeños mamíferos que se hicieron “famosos” con la pandemia y que ya ocupaban en el imaginario colectivo un terrorífico lugar como encarnación animal del Conde Drácula y peligrosos transmisores de la rabia. 

Durante esta jornada organizada por la concejalía de Medioambiente del Ayuntamiento, el especialista, Erik Brehmer, se dedicó a desmentir uno por uno los mitos que rodean a los “quirópteros”, nombre técnico de lo que comúnmente conocemos como murciélagos. 

Lo cierto es que, de las más de mil especies de murciélago que existen, solo tres se alimentan de sangre y dos de ellas lo hacen exclusivamente de sangre de ave. La especie restante sí que se alimenta de sangre de mamífero, pero no hay de qué preocuparse, para que te mordiese, tendrías que estar durmiendo en mitad de la selva, en Sudamérica y sin ningún tipo de protección. Tampoco es cierto que los murciélagos transmitan la rabia, al menos, no más de lo que pueden hacerlo nuestros perros y gatos. Y, en cuanto al Covid-19, cualquier especie salvaje que se comercialice de manera ilegal y sin pasar los controles sanitarios pertinentes, es un potencial foco de infección que dado el caso podría desatar una pandemia. Mas culpa del humano que del animal, parece. 

Durante la media hora de charla hubo tiempo para todo: preguntas lanzadas al público, vídeos y fotos explicativas e incluso alguna entusiasta respuesta de los padres que entraron en la dinámica tanto o más que los hijos. 

Como broche final, el Ayuntamiento proporcionó el material necesario para construir 20 casas-refugio para murciélagos que al final, no solo resultaron no ser peligrosos, sino que son beneficiosos para el ser humano ya que actúan como insecticidas naturales y nos protegen de los mosquitos, ¡que sí nos chupan la sangre!

A lo largo de este mes, las cajas-refugio se han ido colocando por las calles de Navalafuente, bien en las casas de los participantes, bien en el Parque de Las Viñas, donde los operarios de mantenimiento han creado un espacio idóneo para hospedar a estos animales.