Bueno, pues para evitar tener que enfriar un café, hay que tener claro cómo nos gusta, pues eso de pedir que se añada leche fría, cuando se puede pedir templado o frio directamente, denota tener un morro asaz prominente, ya que ello conlleva que el susodicho cafetero, se meta pal cuerpo café y medio por el precio de uno. Esto además demuestra que la prolongación de la parte silbadora del morro que se tiene es de muy escasa calidad, por no decir ninguna. Sería prudente y conveniente laminarlo de P.V.C, pues ya que se tiene, que sea aprovechable. Que es caro. Sí. Pero ¡coño! es para toda la vida…
Para enfriar un café es imprescindible, sobre todo, tener un café que enfriar. Una vez conseguido esto, se coge la cucharilla, se introduce en el café por la parte ancha o palita, asiéndola con los dedos por la parte estrecha o mango, haciéndola girar a derecha o izquierda, sin politizar. Una vez cogida la postura, colóquese el morro en posición de silbar, pero sin hacer ruido, expulsando el aire con suavidad hacia el café. Por supuesto sin hacer demostraciones de capacidad pulmonar y se le ahogue el reloj con las salpicaduras, todo ello para que la combinación de movimiento de cuchara y soplido hagan el efecto deseado. Todo esto sin distracciones, sin mirar el teléfono transportable o al portátil o a las Batuecas a la vez que se mueve la cuchara, pues el efecto no será el mismo, pudiendo derramar el café y encima le parezca corto. Para colmo y como suele ocurrir en estos casos, habrá que limpiar el mostrador y ponerle otro cafetito al ínclito por la patilla.
Y si algo se pasa de castaño oscuro es pedir que cambien a un vaso o simplemente de vaso, porque al interdicto se le ha olvidado que lo quería en vaso; son ganas de que al camarero de turno le dé un ataque de enajenación mental transitorio con consecuencias imprevisibles. Porque si por un euro y medio, hay que. Utilizar un molinillo, para moler el café, que no los regalan, una cafetera que vale un pastizal. Manchar dos jarras, leche fría y caliente. Un platillo, una cucharilla, uno o dos azucarillos o sacarinas dependiendo de cómo le guste de dulce al cafetero de turno, y media docena de servilletas para limpiarse. Dos bayetas, una para limpiar la barra y otra para la cafetera, más el desinfectante de barra y mesas, un lavavajillas, detergente y abrillantador, para dejar higiénicamente limpio el servicio de café. Comprar café, por supuesto y leche. Lo de la leche es la releche, entera, semidesnatada, desnatada, de avellana, que ganas tengo de ordeñar una avellana. De avena, de coco, vegetal.
Si a todo esto le sumamos que hay que tener uno o dos periódicos y la televisión encendida para que la gente esté informada y pueda de paso discutir con las noticias. Las noticias del balompié, que las otras no le interesan a nadie. Un par de enchufes libres, con corriente alterna. Si un mes la paga el dueño del bar y el otro la dueña. Para que se puedan cargar su teléfono transportable, que no móvil. Yo todavía no he visto un teléfono que se cambie de sitio él solito. y también conectar a internet con la Tablet con la wi-fi del bar claro está, Y, ya de paso la cámara de fotos que se le olvido enchufarla en su casa la noche pasada. Además a esto hay que añadirle, que el café también se incluye la utilización de los servicios o baños, que tiene y debe estar brillante, con los portarrollos de papel higiénico recién puesto, más las tollas de papel y por supuesto seca manos de aire para los más finos y remilgados, que alguno utiliza para secarse los pantalones, porque se ha “salpicado” lavándose las manos…
Para rematar ahora hay que incluir que debe haber también dosificadores para desinfectar las manos, cuando entras al bar, cuando entras al servicio, cuando sales del servicio, cuando te has tomado el café y cuando te vas. Los bares solo hemos ganado en que ahora no se fuma dentro y no hay limpiar ceniceros, ni huelen los Bares a tabaco y se agradece mucho. Pero, pero los chicles pegados debajo de la mesa o el mostrador hay que seguir quitándolos, esos y algún moco. Que también. ¡Ah¡ y si llueve también hay que tener paragüero y estar pendiente de que no se olviden el paraguas al salir por si ha dejado de llover…
Que grande y que placentero es vender un café por un euro y medio…
P.D. Espero y deseo que nadie se moleste, porque esto es solo humor, una pequeña sátira de lo que supone poner un café y sus circunstancias…
Luis Fco. Durán Carretero
Paco, eres un crac. Menos mal que a mi me gusta el café solo y con hielo y me ahorro los experimentos cuchariles. Un abrazo y sigue así de cachondo.