Hoy disponemos de un consenso científico acerca de que nos encaminamos a escenarios ecológicamente adversos que afectarán profundamente al funcionamiento de nuestras sociedades, y que necesitaramos muchas innovaciones para adaptarnos a estos cambios. La idea de innovación suele asociarse a juventud, modernización o cambios tecnológicos, tendiendo a localizarla mentalmente en entornos urbanos.
Pero las economías campesinas y los entornos rurals contienen muchos saberes que se están perdiendo. Son los saberes ligados al uso del territorio y sus recursos, al funcionamiento de instituciones como los comunales, las fiestas populares y otras tradiciones con arraigo; y especialmente a estilos de vida de bajo impacto (hábitos de consumo, movilidad, vinculación y conocimiento de los recursos naturales, el empleo vinculado a la economía local, los espacios de ocio y de encuentro comunitario, etc.).
A través de un proyecto de las cooperativas Garúa y Cyclos, del ámbito de la economía social y solidaria de Madrid y con el apoyo de la Obra Social de La Caixa, se han dedicado varios meses del 2021 a rescatar muchos de estos saberes con la ayuda de personas mayores y jóvenes de Torremocha de Jarama, Lozoyuela-Navas-SieteIglesias y Montejo de la Sierra. Para ello hemos contado con la ayuda de los ayuntamientos de los tres municipios así como de centros educativos, asociaciones y otros colectivos del entorno.
Primera realidad constatada: las personas jóvenes que han participado en escribir estas memorias del futuro adoran vivir en sus pueblos y saben que los entornos rurales son cruciales para mantener el bienestar de toda la sociedad. Pero también les preocupa y mucho el cambio climático, les hace conectar en ocasiones con una incertidumbre pesimista y pesada, otras con el miedo, y no pocas veces con las ganas de cambiar las cosas. Nos pusimos a indagar entonces qué saberes podían ofrecernos las personas mayores para ayudarnos a recorrer sendas que permitan no profundizar el cambio climático, a la vez que visibilizamos la importancia de los entornos rurales.
¿Cuál era vuestra dieta? Hemos preguntado a las personas mayores. ¿Qué cambios podemos hacer en nuestra dieta para fomentar la biodiversidad y la autonomía?, ¿cuáles nos costarían más y cuáles menos?, preguntamos a los más jóvenes. Muchas han sido las preguntas que han guiado nuestros encuentros en las plazas y centros de estos municipios. Entonces, ¿carne de macrogranja o judiones de la Sierra?
Segunda realidad constatada: Sin caer en la premisa de que “cualquier otro pasado fue mejor” y dejarnos llevar únicamente por las nostalgia de las cosas buenas, hemos podido ver cómo las personas mayores tenían vidas con impactos ambientales mucho menores, y no hablamos de hace 200 años, hace 50 años seguía siendo así. Y eran felices, y conocían mejor el entorno y la naturaleza.
Pero entonces, ¿cómo era la vida en colectivo y cómo os divertíais?, ¿cómo pensáis que ahora podemos tener una vida más comunitaria?
Con todos estos diálogos hemos podido concluir que para llegar todos y todas a ese futuro cercano sin miedo, con ecosistemas en buenas condiciones y con entornos rurales vivos, necesitamos: que no desaparezca la diversidad (tanto la que compone la naturaleza como la que compone nuestras sociedades); que gocemos de autonomía para cubrir nuestras necesidades con recursos locales; que nos autoorganizamos y nos sintamos parte de algo; y que reduzcamos el uso de materiales y energía.
Para plasmar todas estas días, el proyecto deja dos recursos bien interesantes: una exposición (que podrá verse en diferentes centros públicos de la Sierra Norte) y un documental cuyo estreno tendrá lugar el viernes 18 de febrero a las 19 hs en el Centro Comarcal de Humanidades Sierra Norte en La Cabrera.
Solo nos queda dar las gracias a todas las personas que habéis participado en esta reflexión colectiva para escribir estas memorias del futuro.
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