El 27 de noviembre Torremocha vivió una jornada de recuerdo, con gran emoción, de una figura que vino de tierras lejanas para contribuir, con su trabajo, su buena disposición, al desarrollo social y económico de Torremocha: Candido Robledo, Cano.

Cano falleció en 2019, pero por la situación del CoVID 19, este homenaje no pudo celebrarse el año pasado. El acto se celebró en el interior del Museo de la Agricultura, que fue uno de los proyectos que impulso, y finalizó con el descubrimiento de una placa, delante del edificio en Torrearte donde estaba su despacho, y donde ahora se celebran exposiciones. El acto estuvo acompañado de música en directo y su broche final, fue un aperitivo con productos de la zona, donde se ejerció una de las cosas que más le gustaba: la conversación.

Cano fue un adelantado en muchas cosas, ejerció de agente de desarrollo local antes que muchos pueblos supieran que era esa figura, se preocupó y trabajo contra el despoblamiento de la comarca buscando alternativas de empleo y desarrollo, sin olvidar lugares dignos donde vivir y, dio a la artesanía una categoría más profesional, alejando de conceptos amateurs. Junto con Carlos Rivera formaron un tándem inseparable, que cuando se quebró dejó un hueco a todos los que les rodeaban. 

Carlos Rivera, alcalde de Torremocha, amigos, compañeros y familiares hablaron en un acto cargado de gran emoción, donde las voces se quebraron muchas veces, ante mucha gente de Torremocha, de su pueblo Valverde, de otros pueblos de la Sierra Norte y de Madrid.

El acto lo inicio Carlos Rivera que recordó los 23 años que estuvo ligado a Torremocha, desde 1990. Rivera habló como creció Torremocha con proyectos que Cano impulso dentro del proyecto Torremocha 2000:  Centro de menores, Residencia de mayores, la conversión de Torrearte en un centro artesanal innovador y de formación, los primeros pasos para la aprobación de la denominación de origen de Vinos de la zona, el polígono agropecuario, la creación de la Mancomunidad Alto Jarama, el impulso de la Feria artesanal Otro Madrid. Rivera señaló que fue un visionario frente a la despoblación. 

“Era un Gran colaborador, Era como un hermano!

Jesús Revillo compartió una amistad de 40 años, de trabajo en proyectos comunes, recordó que también fue presidente de la entidad Naturaleza y Cultura, “Para el era un orgullo el trabajo en el medio rural, Cuando llegó, a Torremocha, tenía 300 habitantes, cuando se fue 1500.”

“Era un hombre austero y amigo de sus amigos. Nos costó cuando nos fuimos.”

Rafael Muñoz: “Encontró el pueblo necesario para crecer; fue visionario con su Polígono artesanal, sus Proyectos colectivos, sin fronteras colaboración con muchas gente de diversos lugares, concebía el Servicios público como el servicio de las personas”.

Ana García señaló que era un momento agridulce, triste por la perdida, pero confortable por el recuerdo. “Es un gran amigo, en las penas y en las alegría, siempre trabajando”.

Antolin Mata, convecino de su Valverde natal, destacó el enfoque social que dio a su trabajo siempre”.

Yolanda Martín explicó que ayudo a mucha gente, siempre abierto a todos.

Antes del cierre del acto, sus hermanos Jesús y Emilio Robledo agradecieron a todos las personas que habían acudido al acto, y recordaron como, cuando su entierro en Valverde, muchos les saludaban diciendo venimos de Torremocha, o de la Sierra del Rincón, o simplemente de la Sierra Norte.

Explicaron como, con las diferentes intervenciones, se había formado una imagen completa de su figura. Además recordaron que su hermano nunca se fue del todo, y que los últimos vivió con cierta amargura la forma en que su trabajo había acabado, pero con la satisfacción de los resultados.

Personalmente, el que escribe esta pálida crónica, le recuerda siempre por Torrearte, con su pelo cano, largo más allá de los hombros, sus gafas medio caídas, y siempre ocupado con mil proyectos y problemas que resolver, pero siempre con tiempo de atender al visitante.