Hay en la vida diaria detalles que a pesar de estar a nuestro lado y que los vemos a diario no pensamos en ellos, ni por qué están allí. Ni quién los puso, ni por qué los puso. Nos hemos acostumbrado a verlos, y cuando nos preguntan: ¿y esa fuente, esa campana o ese jardín por qué están ahí o quién los puso? La contestación casi siempre es la misma: Están ahí de siempre.
No quiero que eso pase con un haya que tenemos en nuestro pueblo y que es el anticipo y la muestra de que a pocos kilómetros tenemos un hayedo que es de los más meridionales de Europa. Pero no es que lo hayamos plantado anteayer, ¡ni mucho menos! Antes de que nuestros antepasados descubrieran América, El Chaparral y La Solana (hoy Hayedo) ya eran propiedad de los vecinos del pueblo de Montejo.
Hace cuarenta años aproximadamente, tanto los vecinos como los regantes del pueblo creyeron que sería interesante tener un caudal superior de agua para el riego con el fin de que hubiera suficiente para poder regar prados, linares y huertos y pensaron que ese caudal se podría aumentar con parte del agua del río Jarama. Se pusieron manos a la obra y la Confederación Hidrográfica del Tajo autorizó la toma de una cantidad de metros cúbicos. Para hacer la conducción había que meter maquinaria y el problema sería sacrificar algún haya. Respetuosos, como siempre los montejanos con El Hayedo y el medio ambiente, arrancaron alguna para plantarla en otro lugar. Se trasplantaron a varios lugares. Unas prendieron y otras no. La que nos ocupa fue puesta en la Plaza, al lado de la iglesia, cerca de la fuente, mirando al saliente. Donde también se puso un sauce llorón que se perdió. Posiblemente este es su cuarenta aniversario. Del haya hemos aprendido que es un árbol caducifolio. Que puede medir de 30 a 40 metros, que puede vivir hasta 360 años, que su corteza es lisa, que sus hojas son suaves y perecederas, que su fruto es el hayuco, que sus ramas salen paralelas al suelo, que tiene un sentido posesivo porque a su lado crecen pocas plantas ya que sus hojas impiden que pase el sol, por eso dicen los ganaderos con tu ganado no vayas donde hay hayas, que necesita aire húmedo, que sus flores, que salen al tiempo que brotan las hojas, pueden ser al mismo tiempo masculinas y femeninas, que necesita terreno húmedo y fresco. Que aquí crían hayuco cada tres o cuatro años. En ella hemos podido comprobar el perímetro que crece cada año. Y sobre todo cuando pasen muchos años los que pregunten y ¿este haya? Le podrán contestar pues haya le plantaron Julio Antonio Hernán Brun, Julio Palomino Hernán, tal vez un obrero de La Vihuela, acompañados por José María del Pozo q.e.p.d.
Rafel de Frutos Brun
Montejo de la Sierra 2021
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