José María Gonzalo Díez
Concejal de Cultura del Ayuntamiento de Navalafuente
El pasado fin de semana, los días 21, 22 y 23 de agosto, Navalafuente ha disfrutado con un muy interesante acontecimiento, se trata del Festival de la Cultura y el Ocio. Nace con la intención de perdurar en el tiempo e intentaremos que así sea.
La COVID-19 nos ha llevado a un escenario que nunca habríamos soñado, ni siquiera en nuestras peores pesadillas. La pandemia nos ha obligado a desistir de llevar adelante las fiestas patronales, tal y como siempre se han celebrado en nuestro pueblo y en tantos otros de la Sierra Norte, con mucha alegria, compartiendo espacios, abrazos, largas horas de música y todo tipo eventos que terminaban cuando el sol se asomaba por el horizonte. Nada de ello es posible en estas penosas circunstancias, estamos obligados a buscar otras alternativas que no expongan a un riesgo innecesario a nuestros vecinos y amigos visitantes.
Ante este panorama decidimos hacer un Festival que aportara una importante dosis de cultura y, como no, de entretenimiento, dos elementos que se complementan siempre y de forma natural. Es por ello que hemos optado por traer nueve espectáculos, variados, distintos, pero todos con un común denominador: la calidad.
Tuvimos Música Clásica, gracias a la aportación de Clásicos en Verano de la Comunidad de Madrid, que con dos magníficos dúos nos hicieron disfrutar con sus interpretaciones: Jonatan Alvarado & Ariel Abramovich, tenor y laud renacentista, y María Martínez & Suzana Stefanovic, ambas con un impresionante duelo de cellos.
Pero otros tipos de música también tuvieron cabida. El Folk y el Country del gran grupo De la Sierra sonó potente, abarcando otros distintos estilos que de forma gradual y natural nos fueron ganando. Intensa actuación.
Otro soberbio grupo, The Glory’s Fingers, nos acercó al Jazz más tradicional, el Dixieland. El swing se dejó sentir en cada rincón del escenario y el público pudo disfrutar con cada solo y con el bien engranado sonido de la banda.
Siguiendo con la música, de nuevo dos duos, pero en esta ocasión con otro enfoque musical. Hada Guldris y Krause interpretaron, a voz y guitarra eléctrica, temas de Blues y de Jazz y lo hiciero con convicción y autoridad. Bonita selección de temas que iban desde Billie Holiday a Van Morrison, pasando por otras muchas creaciones de distintos compositores.
Otro duo que también contó con gran número de seguidores es Ombligo. Su estilo es difícil de catalogar, pero creo que el sello de Gypsy es el que mejor se adapta a sus composiciones. La guitarra acústica y sobre todo el violín son los que dan sentido a un sonido de ascendencia eslava. Luego la voz de la intérprete femenina parece desmentir lo anteriormente dicho, recuerda a otras voces con inclinaciones pop. Música sin duda variopinta.
Ahora la música pasa a un casi segundo plano para abrirse claramente al mejor humor. El humor siempre acompañado de actividades circenses o teatrales de muy distinto pelaje.
Las marionetas de Periplo Varieté no voy a decir que estén vivas, pero sin duda lo parecen. Derrochan calidad en su manejo y en su construcción. Con ellas las lineas entre realidad y ficción parecen borrarse, además consiguen mezclarse con habilidad entre el público presente. Los números musicales “interpretados” por las marionetas logran hacer posible lo imposible y lo más increible. Diversión asegurada.
Toca el turno de Estellita Fliping, ingenua y provocadora a la vez.. Un animal desbocado en escena, con un desparpajo capaz de engatusar a cualquiera. Con un humor sencillo y directo llega con facilidad a todos, niños o mayores. Luego en el trapecio demuestra que no solo es la palabra la que llena su espectáculo, pues con aparente sencillez hace números no siempre de fácil ejecución. Simpatía y humor para amenizar una entretenida función.
Ya por último queda comentar la actuación de El Influencer. No puedo negar mi simpatía por alguien que abomina de las redes sociales, algo que comparto por completo. Toda la jerga de tecnicismos y “palabros” que actualmete parecen ser el pan nuestro de cada día, no son más que una moda que está condenada a quedarse para siempre, para desgracia de muchos, y sin duda me incluyo entre ellos. Este malabarista maneja las bolas con la misma facilidad con que maneja las palabras. Juega con el público y para el público. Es entretenimiento con criterio y opinión.
Solo me queda agradecer a La Nave Indeleble su gran trabajo y buen hacer para que todos aquellos que así lo quisieron tuvieran la ocasión de disfrutar y evadirse de los problemas que tanto y tanto nos preocupan. Este Festival nos puede llevar a recordar a Bocaccio y su Decamerón, cambiando para ello las historias que se contaban al calor del fuego por los espectáculos que hemos tenido ocasión de disfrutar. Sustituyendo la peste que asolaba ciudades y paises en plena Edad Media por el COVID-19 que a todos nos trae de cabeza, pero al que juntos podemos y debemos vencer.
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