Antes de nada, a las ocho personas de Bustarviejo que estudiáis en el IES La Cabrera y que habéis participado en el proyecto de apoyo escolar desde que se suspendieron las clases presenciales por el el coronavirus: ¡FELICIDADES, ENHORABUENA, GRACIAS Y UN ABRAZO!  Ya sabéis por qué ;-).

Lo que voy a exponer a continuación es fruto de la reflexión y la experiencia. También de la indignación y la alegría. Seguramente habrá quien diga que hago uso político de lo que no se debe politizar. Sin embargo es un hecho que las decisiones que pueden prácticamente eliminar el fracaso escolar están en manos de personas que ocupan cargos públicos mediante procedimientos políticos como las elecciones. Me parece imprescindible decirlo para que de aquí en adelante se tomen otras decisiones. Me explico:

Cuando a mediados de marzo se suspendieron las clases en los centros educativos por el coronavirus, en Bustarviejo, con el apoyo unánime de todos los grupos políticos, decidimos montar un proyecto de apoyo escolar. Dada la situación excepcional el gobierno central permitió que los ayuntamientos dedicáramos parte del superávit a actuaciones de emergencia social provocadas por la crisis sanitaria. Evitar que el alumnado con más dificultades se quedara descolgado era una emergencia social, y por ello compramos y prestamos ordenadores, dimos ayudas económicas para tarifas de datos y montamos un proyecto de apoyo escolar individualizado en línea en el que participaron ocho chicas y chicos del IES (las que siendo de Bustarviejo tenían más dificultades para aprobar según el instituto). 

Estas ocho personas, casi con toda seguridad, habrían suspendido el curso. Llevaban años con problemas en los estudios. Lo tenían crudo. Pero… ¡oh, sorpresa! Las ocho (el 100% de las participantes) han mejorado enormemente sus resultados. Los datos en este momento indican que cuatro de ellas han aprobado todo, dos han suspendido una asignatura y  otras dos han suspendido dos asignaturas. Incluso algunas asignaturas que tenían pendientes de trimestres y cursos pasados han sido recuperadas. Hablamos de alumnado que suspendía incluso seis asignaturas. Además han visto que son capaces, han entendido y expresado por qué les iba mal, han aprendido a organizar su tiempo y sus tareas, han desarrollado competencias digitales, algunas familias han visto la necesidad de contar con apoyo… Y por todo ello han aumentado su motivación hacia los estudios. ¿El secreto? Muy sencillo: han tenido el apoyo que necesitaban. Apoyo individual de profesionales pagadas dignamente, que trabajan con rigor,  cariño y responsabilidad, coordinadas entre ellas y con el profesorado del centro. Nada más. 

En total nos hemos gastado cerca de 15.000 euros en el proyecto. 15.000 euros de un presupuesto de 2 millones y medio. 2.600 personas empadronadas: hemos tocado a 5,77 euros por vecina y vecino (desde final de marzo hasta final de junio, unos 2 euros al mes por persona). Para comparar: un orquesta de fiestas cuesta entre 5.000 y 10.000 euros. Mi sueldo anual unos 16.000. El sueldo anual de un policía unos 40.000. Un columpio en un parque entre 3.000 y 15.000. Empedrar un callejón de 100 metros cuadrados unos 50.000 euros. Cambiar las ventanas de una aula en el colegio unos 4000 euros. Con este dinero:

– Ocho chicos y chicas de secundaria han tenido apoyo escolar individualizado en línea a razón de dos-cuatro horas por semana.

– Trece familias se han visto beneficiadas. Diecinueve niños, niñas y adolescentes (de primaria y secundaria) han recibido algún tipo de apoyo (clases, ordenador y/o ayuda para datos).

– Hemos prestado ocho ordenadores.

– Hemos ayudado para datos a cinco familias.

Ha quedado demostrado: con el apoyo necesario la gente, casi en su totalidad, aprueba. Con el apoyo necesario el fracaso escolar sería una excepción. Con el apoyo necesario la mayoría de la gente puede y descubre que puede. La sociedad tiene la obligación de prestar esos apoyos. Esa es la igualdad de oportunidades. Esa es la verdadera excelencia de una sociedad: que haya apoyos necesarios para todas. Que quien no se los pueda pagar los tenga exactamente igual. Así la sociedad se hace un poco más comunidad.

¿Por qué digo que el fracaso escolar es una decisión política? Porque quienes hacemos política en las instituciones decidimos a qué destinamos el dinero público y también (en administraciones que no emiten moneda) cuánto dinero público obtenemos para ello mediante impuestos. Eso es un hecho indiscutible. Si en un pueblo de 2.600 habitantes la excepcionalidad nos ha permitido hacerlo (normalmente no habríamos podido por cuestiones jurídicas de competencias), me parece evidente que la Comunidad de Madrid podría hacerlo si las personas que toman las decisiones políticas quisieran. Así que sí, lo digo y lo repito: el fracaso escolar es cuestión de pasta, es una decisión política y se puede y debe evitar. Luchemos por ello. Y mientras… ¡celebremos con los chicos y las chicas lo que han logrado! ¡Qué grandes sois!

Raúl San Juan López

Concejal de Asuntos Sociales

Concejal de Educación, Infancia y Juventud

Concejal de Seguridad

Concejal de Obras PIR

Concejal de Licencias de obra y actividad

Ayuntamiento de Bustarviejo