¡VIRUS MALDITO¡

Rafael de Frutos Brun

En este calendario de la vida, donde cada día arrancamos una hoja del mismo y la dejamos apilada en una carpeta, que ya está amarillenta y dobladas las esquinas por el paso del tiempo, cuando alguien de nuestros sucesores mire en ella, se dará cuenta de que en este atípico y terrible año de dos mil veinte, nos robaron y casi nos mutilaron un montón de hojas. Un año raro por muchas cosas, cuando le comenzamos ya tuvimos la sorpresa de que cuando en las montañas (otros años) solía haber ventisqueros de nieve solamente había algún copo en lo más alto. Cuando en años anteriores al finalizar el año se hacían las matanzas domiciliarias, con el fin de que con los hielos se curara mejor la carne, apenas hemos visto ligeras placas de hielo en los charcos.

Ni siquiera las hojas de los resalvos han caído al suelo cuando antes al empezar el año ya estaban desnudos. Otra cosa de este maldito año es que se nos presentó con mucha prisa. 

 

En el mes de febrero ya los sauces en nuestra tierra apuntaban que la primavera ya estaba llamando a la puerta, los grumos de los fresnos ya abultaban queriendo reventar y algunos almendros que estaban a resguardo brotaron sus primeros pétalos. La situación hizo salir a las abejas debido a la buena temperatura (casi 30 grados) que el campo ya estaba apto para libar cuando el néctar no aparecía por lado alguno. Las noticias solamente duraban unas horas, rápido salían otras y desaparecían, también, como si el año deseara darnos alguna novedad y nos la dado pero grande y mala al mundo entero. Ha habido dudas y desconcierto, desgraciadamente (según dicen) los que adivinan lo que pasará en el futuro nos va hacer cambiar nuestro modo de vivir, nuestro comportamiento, nuestras relaciones, nuestro trabajo, en fin casi todo. Vamos a valorar las cosas de otra manera, los viajes, el ocio, los adelantos, los inventos las comidas y sobre todo la vida porque ha segado con sus prisas la vida de muchos humanos sin mirar nacionalidad, edad, religión, o seso. Ha sorprendido al mundo sumiendo en un dolor, una tristeza y un desconcierto al género humano. De tal manera que ni a los seres más queridos les hemos podido despedir ni acompañarlos en sus momentos más difíciles.

Familias rotas. obreros sin trabajos, niños que quedan huérfanos, cosechas sin poder ser recogidas, libertad de movimientos, desconsuelo en  general. El mundo entero paralizado al que mueven esos hombres y mujeres que en un esfuerzo en silencio y con una voluntad férrea intentan de servir y ayudar a los demás. ¿Qué pondremos en esas hojas del calendario que hablábamos al principio?

Arrancarlas no podemos, porque es nuestra historia, emborronarlas tampoco, porque no se podrían leer, ocultar lo que ha pasado seria falso y estaríamos faltando a la verdad, intentaremos  dentro de nuestra humildad y clausura contar en una sola hoja lo que no hemos tenido en toda una semana en nuestro pueblo y como nos sentimos y vivimos después de muchos días de no pisar tierra, ni asfalto, ni yerba. Las autoridades, han decretado estado de alarma y el maldito virus (que la mayoría no sabemos lo que es) nos ha condenado a no salir de casa más que en casos de especial necesidad y así llevamos más de 20 días sin oficios religiosos, ni acontecimientos deportivos, sin poder ir a casa de los hijos o de los padres, sin poder arreglar los huertos, ni tener contacto con casi nadie si no es por teléfono porque hasta la compra y los medicamentos nos los traen a casa al estar en cuarentena. Los creyentes han visto los actos por televisión. Domingo de Ramos, la Procesión de la Soledad, Jueves Santo, los oficios de Viernes Santo, El viacrucis al Calvario, el Domingo de Pascua el Judas, el hornazo, el bullicio de los niños en la calle y el silencio respeto y la oración para aquellos que nos han dejado. Todo esto nos lo ha traído el virus maldito

Ha pasado casi un mes cuando se escriben estas líneas, desde que esto  empezó escenas dolorosas pero ciertas, esperamos y deseamos que cuando salgan a la luz todas estas penas y angustias hayan terminado. Pero la realidad nos hace dudar del futuro, nos anuncian que deberemos cambiar algunas de nuestras costumbres y seguir unos consejos a los que no estábamos acostumbrados. Tal vez tengamos que llevar (en momentos puntuales) una mascarilla, tendremos que extremar nuestra higiene, no deberemos (sin necesidad) asistir a concentraciones donde haya muchas personas, habrá que vigilar más nuestra salud y sobre todo deberemos estar más unidos, ser más solidarios y preocuparnos de los que están a nuestro lado. Desde este humilde rincón serrano quiero alzar mi voz y públicamente dar las gracias a todos (no voy a nombrar profesiones) porque han sido innumerables o sea todos los que han ayudado a que este tiempo haya sido mejor y varios de ellos lo han hecho entregando su vida. Para ellos y para todos aquellos que por culpa del maldito virus nos han abandonado nuestro respeto, nuestro recuerdo, nuestras oraciones, y nuestro agradecimiento.

Esperamos (en este domingo de Gloria) que jamás haya que contar un evento como el que hemos relatado.

Montejo de la Sierra 12-4-2020

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