AVES DE LA SIERRA NORTE. EL AVIÓN COMÚN

AvionComun19

Miguel Ángel Granado
Cuando escribo este artículo, a mediados de marzo, aún no han llegado. Cuando aparezca en el número de abril, casi con toda seguridad, ya estarán en nuestros pueblos. ¿De quiénes hablamos? ?–de unos pájaros que seguro que todos conocéis, los aviones.
El Avión común (Delichon urbicum) es una pequeña ave, más pequeña que su «prima», la Golondrina común pero muy semejante a esta. Cuando viene la primavera y a lo largo del verano, apreciaremos durante el día, especialmente en las primeras y últimas horas de luz, el vuelo de cientos o miles de estas aves que, junto con golondrinas y vencejos, «barren» el aire comiendo mosquitos y otros pequeños insectos voladores. Aunque todas parezcan iguales, si nos fijamos, observaremos diferencias. En el caso de los aviones comunes, son de color oscuro con reflejo azul cobalto en la zona dorsal, exceptuando el obispillo blanco, que nos sirve para diferenciarlos de otras especies. La zona ventral y pectoral luce color blanco, que alcanza la cabeza, cambiando al oscuro justo debajo del pico y los ojos. Las patas son cortas y recubiertas de plumas. Las alas son largas y la cola ahorquillada, pero menos que en las golondrinas. Los jóvenes son de tonos pardos y no tienen tan definidas las zonas negras y blancas.
Estas aves son muy beneficiosas, ya que se alimentan de mosquitos, moscas, pulgones y pequeños escarabajos, que cazan en vuelos sincronizados ente varios individuos. Con la caída del sol nos percataremos de los diferentes «pisos»: los vencejos se sitúan más arriba, los aviones en el piso medio y las golondrinas son las que planean más cerca del suelo. Como comentábamos, son estivales y permanecen los meses cálidos con nosotros. De unos años para acá, existen colonias en el sur de España, que no llegan a África y permanecen durante el invierno en nuestra península. Avanzado marzo o a primeros de abril podremos verles ya por nuestra comarca. Se marchan a finales de agosto o primeros de septiembre. Esta especie se encuentra distribuida por todo el mundo y en nuestra península está presente en todas las regiones, Baleares, Ceuta y Melilla. Ausente en las islas Canarias como reproductora, sin embargo es frecuente observarla en paso. Destacar al respecto que este pájaro tan ligero, unos 15-20 gramos, realiza viajes de miles de kilómetros hasta el África tropical.
Cuando llegan a nuestras latitudes, tras la migración prenupcial, permanecen unos días en los campos y dos o tres semanas después, ocuparán los pueblos para iniciar el periodo reproductor. En primer lugar construirán el nido o repararán alguno de los existentes. Resaltar que los aviones comunes muestran una fuerte dependencia hacia los lugares donde instalaron el nido la temporada anterior, ocupando normalmente el mismo o alguno muy cercano. Los ubican en pueblos, ciudades, puentes, presas, etc. Algunos siguen criando en cuevas, como lo hacían ancestralmente. Sin embargo, no tienen tanta fidelidad hacia su pareja, siendo frecuente que estas varíen de un año a otro. Crían en colonias, en ocasiones de cientos de nidos, a veces pegados unos a otros; son esos barros que hay en las cornisas de las casas. Para construirlos utilizan pegotes de arcilla, que recubren por la parte exterior con paja y fibrillas de raíces y con plumas en el interior. Para fijarlos utilizan su saliva, muy pegajosa, que les da esa solidez. Son semiesféricos, con un orificio de entrada por la parte superior; las golondrinas realizan una estructura parecida pero en forma de cuenco, más abierta, sin necesidad de dejar ningún agujero.
El periodo reproductor varía dependiendo de las distintas provincias; en nuestra comarca suele iniciarse a finales de abril o primeros de mayo. Ponen de tres a seis huevos, que incuban ambos adultos durante unos 15 días. Tras la eclosión, los pollitos son cebados durante otras 25 o 30 jornadas, momento en el que realizan sus primeros vuelos. Hasta que se marchen al final del verano, irán al nido a dormir. Las familias suelen agruparse durante la noche aunque tienen capacidad para permanecer en vuelo. Realizan dos o tres puestas al año. Por tanto, los meses que permanecen con nosotros, están dedicados casi exclusivamente a la descendencia. Es por ello por lo que son muy activos, están continuamente yendo y saliendo del nido (hasta cuatrocientas veces en un día), reclamando frecuentemente: un suave y agudo «chirrrp o pritt», que consta de varias repeticiones. Viven unos 14 años. Es una especie muy común, que debe resultar abundante. En nuestro país las poblaciones son estables, lo que contrasta con el descenso de aproximadamente un 10 por ciento en el continente europeo. Le afectan los plaguicidas, que se utilizan en graneros o establos, causando muchas bajas en la prole y, la contaminación en las grandes ciudades. Otra amenaza son las molestias humanas, al quitar sus nidos por ensuciar las fachadas. Además de estar prohibido (son aves protegidas por ley), estaremos eliminando el mejor insecticida natural que existe, ya que un solo individuo puede ingerir diariamente una cantidad de mosquitos equivalente a su peso. En mi casa hay nidos encima del balcón; la solución es sencilla: he pegado papel de estraza en el suelo de la terraza para, cuando se marchen, levantarlo y no tener que limpiar el suelo. También se pueden utilizar bandejas para excrementos ancladas en la pared, medio metro por debajo de los nidos. Cuidemos a los avioncitos, nuestros aliados, que nos alegran con su actividad en los meses luminosos.

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