José de Villamisar. – Desde PEÑALABRA
El lazo amarillo es un símbolo que consiste en una tira de tela amarilla cuyos dos extremos están cruzados. A lo largo de la historia se ha utilizado para diversas reivindicaciones:
En Alemania, el lazo amarillo se emplea como muestra de apoyo a las fuerzas armadas.
En Canadá lo usaron las madres y esposas de los soldados canadienses como símbolo de esperanza en los soldados, durante la Segunda Guerra mundial.
En Italia, el lazo amarillo es una muestra de solidaridad con los prisioneros de guerra.
En España, la primera referencia conocida se remonta al año 1704 cuando el virrey de Cataluña Francisco Antonio Fernández de Velasco y Tovar prohibió su uso partidista durante la Guerra de Sucesión.
Durante el proceso soberanista de Cataluña, desde el año 2012, los independentistas catalanes empezaron a usarlo para reivindicar el derecho de autodeterminación. En octubre del 2017, las entidades secesionistas, Asamblea Nacional Catalana y Omnium Cultural pidieron a la población hacer uso de éste lazo amarillo para reivindicar la liberación de los políticos catalanes encarcelados.
Durante la campaña electoral a las últimas elecciones al Parlamento catalán, la Junta Electoral Central acordó impedir a los interventores, apoderados y miembros de las mesas electorales llevar lazos amarillos. Esto originó una campaña animando a usar el color amarillo como protesta.
Convocadas elecciones generales para el 28 de abril, y estando ya en precampaña electoral, los partidos constitucionalistas denunciaron ante la Junta Electoral Central el uso de éste símbolo por parte de los independentistas. La Junta Electoral acordó que, en período electoral la exhibición de lazos y otros símbolos independentistas no es compatible con el principio de neutralidad, y le da al President de la Generalitat, un plazo de 48 horas para retirarlos de todos los edificios públicos de Cataluña. Como Quim Torra hace caso omiso al requirimiento, le dan un nuevo plazo de 24 horas, y aquí empieza el cachondeo.
Todos sabemos que la Junta Electoral Central está compuesta por magistrados, catedráticos, altos funcionarios, gente muy seria, imparcial y trabajadora, pero lo que no sabíamos, al menos un servidor, era, que eran personas con tanta ternura y candidez, y me extraña que ningún miembro de esa Junta, se diera cuenta del ridículo que iban a hacer, ninguna institución seria ordena lo que sabe que va a ser impunemente desobedecida, o que solo va a servir para desprestigiar la institución y aumentar la sensación de cachondeo general.
Torra representa un proces», que creó una legalidad paralela, convocó un referéndum contra el Estado, no respeta la Constitución, ni al Tribunal Constitucional, que toreó al Gobierno en todas las plazas de Cataluña cortándole las dos orejas, reabre embajadas, mantiene paralizado el Parlament, sostiene a un fugado de la Justicia en un palacio en Belgica a cuenta de los contribuyentes, trata al rey como si fuera un muñeco. En fin se ríe de todo dios y nadie le mete en cintura.
Sabe Torra y todo el mundo que, en Cataluña no rigen las mismas leyes y poderes que inhabilitan a alcaldes de cualquier municipio del resto de España, menos en Cataluña.
Esos señores tan sabios y con tanta autoridad le dicen a Quim Torra: Tienes 48 horas para quitar los lazos amarillos de los edificios públicos de Cataluña».
¡Que ilusos, y que ridiculez!
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