Rosa Ortega Serrano
En el momento de sentarme en el ordenador me doy cuenta de las dificultades que tengo para contar una vez al mes, lo que otros cuentan sin parar cada día. En este tiempo he intentado adoptar un tono serio y cargado de complicidad con mis cuatro lectores fieles, ya sea hablando de educación o de política de las ocurrencias, pero esto de la democracia representativa es para partirse de risa y dejar de leer novelas policíacas o de aventuras, para sumergirse en la realidad de la vida de aquellos a los que votamos. Y si no pasen y vean…
Deduzco de las informaciones recibidas que los políticos de izquierdas no pueden tener jardín. Su compromiso con la sociedad les obliga a vivir en pisos que no excedan de 80 metros y tengan solo dos ventanas al exterior. Ellos y ellas son feos, taciturnos y no visitan la peluquería. Siempre compran coches de segunda mano y utilizan placas solares y banca sostenible. Y a esto le llamamos compromiso, rigor ético y capacidad de gestión pública. Los políticos de derechas han estudiado derecho o Icade, con sus correspondientes másteres, llevan corbata y arrastran las eses. Tienen varios coches en el garaje de su casa de 200 metros, pero no saben cómo han llegado hasta ahí. A esto también le llaman compromiso con la hacienda pública, elevado sentido moral y mucha formación para la gestión. Todos ellos cobran un plus por difícil desempeño y luchan por conservar y enriquecer su trabajo. Recordemos que el cinismo es una forma de vivir, pero también de pensar y de expresarse.
A todo esto creo que subestimamos su capacidad de adaptación a la profesión, porque mientras estamos entretenidos estudiando con detalle cómo visten y comen, los más listos y avezados de este grupo crean una red de autoespionaje que les permite acumular argumentos insospechados en contra de sus compañeros rivales. No olvidemos que el 23 de enero de 2009 la fiscalía de Madrid abrió diligencias al hallar indicios de delito por el seguimiento al vicepresidente regional, Ignacio González y que de «aquellos polvos vienen estos lodos».
Otro caso de risa sería el de la manipulación informativa que ejercen los que gobiernan sobre televisión española. Censurar, dictar y resaltar noticias, hurtar informaciones, privar de la posibilidad de conocer y opinar a una parte de la población que no tiene acceso a las redes sociales, debería ser un delito en una sociedad democrática.
El próximo chiste nos lo cuenta Pedro Sánchez que ha arremetido este viernes contra el nuevo presidente de la Generalitat, a quien ha comparado con Le Pen por su pensamiento «xenófobo» y «reaccionario» . Y Franco muriéndose de celos, tantos años de dictador y ahora ni le nombran.
En Twitter dicen que Zaplana ya busca un buen juez porque los abogados son para los pobres o que el tesorero de ciudadanos ocultó a la comisión de investigación del senado que tenía tres procesos judiciales en Brasil. Cientos de noticias cada día, cada una con su dosis de realidad, alguna gotita de imaginación y mucha intención de moldear conciencias.
Acabo llorando de risa y recordando que la risa abundante y reiterada garantiza una vida saludable. ¡Una pena!
Como esta sección va de educación y poesía voy a citar los versos del poeta ecuatoriano Euler Granda, fallecido el pasado febrero.
La advertencia
Un día
le regalan a uno
una palabra
y uno la pone al sol,
la alimenta,
la cría,
la enseña a ser bastón,
peldaño,
garra,
analgésico,
brecha para el escape
o parapeto.
Uno le saca música,
la pinta,
la vuelve más pariente
que un hermano,
más que la axila de uno.
Uno la vuelve gente
y en los instantes débiles
hasta le cuenta
las cosas subterráneas de uno;
pero cría palabras
y un día te sacarán los ojos.
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