Probablemente muchas lectoras y lectores han visto cómo, de un día al siguiente, en las cunetas de las carreteras desaparecen las plantas, dejando una banda rosado- anaranjada y yerma. Es el resultado de la acción fulminante de un herbicida total y no selectivo, el glifosato.
El glifosato se emplea para matar hierbas y arbustos. Su uso es habitual en agricultura. Las administraciones lo aplican en las cunetas como parte de las campañas de prevención de incendios. Muchas personas lo emplean para controlar las «malas hierbas», en una de las marcas de uso más extendido: el Roundup de Monsanto.
Pero sus efectos van más allá de su radical acción con la vegetación: el glifosato se infiltra en el suelo, contaminando los acuíferos y esparciéndose sin control por el subsuelo. Es muy soluble en el agua, y persistente en la tierra.
Diversos estudios científicos describen su toxicidad subaguda y crónica relacionándola con daños genéticos, trastornos reproductivos, anomalías espermáticas, y carcinogénesis. Las sustancias que acompañan al glifosato en los herbicidas para facilitar su absorción como el N-nitroso glifosato y el formaldehido multiplican su toxicidad. En fauna, incluso en pequeñas dosis, el glifosato puede provocar la muerte de anfibios. Es tóxico para la fauna acuática, los animales domésticos y el ganado.
Desde 2015, el glifosato está considerado como posible cancerígeno por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC), vinculado a la Organización Mundial de la Salud (OMS), que lo clasificó como compuesto 2A: «Probablemente cancerígeno para humanos».
En España, país de la UE que más plaguicidas utiliza, el glifosato se han encontrado, junto a otros plaguicidas tóxicos, disruptores endocrinos y cancerígenos, en diferentes ríos, según los registros de los Programas de Vigilancia de la Calidad de las Aguas de las Confederaciones Hidrográficas analizados por Pesticide Action Network Europe y Ecologistas en Acción. La elevada estabilidad y toxicidad de algunos de estos plaguicidas les permite persistir en el medio ambiente y los tejidos vivos, acumulándose a lo largo de la cadena trófica, con elevados costes para la salud y el medio ambiente. De las cuencas analizadas, la del Tajo es la que registra el glifosato con mayor frecuencia.
En países como Estados Unidos, India, Argentina o Brasil, que emplean desde hace años glifosato como tratamiento acompañante de los cultivos transgénicos, los agricultores han denunciado a empresas como Monsanto por seguir comercializado el Roundup encubriendo sus peligros. Sólo en EEUU. Monsanto enfrenta 3.200 demandas de personas que alegan que por la exposición al Roundup desarrollaron linfoma de Hodgking –un tipo de leucemia-.
En Europa, por ahora, la batalla está en los pasillos de la Euro Cámara. Pese a que el Parlamento Europeo quiere prohibir este herbicida en 2022, ha renovado el permiso para su uso por cinco años más, tras las durísimas presiones de la industria, que incluso han intentado desprestigiar al Centro Internacional de Investigaciones contra el Cáncer, como acaba de denunciar su Director en una carta abierta publicada en 2018.
La Sierra Norte de Madrid, pionera en proteger a sus habitantes del glifosato
Teniendo conocimiento de la toxicidad y posible capacidad de producir cáncer de esta sustancia, algunos municipios han decidido proteger la salud de sus habitantes, de sus trabajadores municipales, de sus aguas superficiales y subterráneas, su ganado, y la flora y fauna de sus territorios, aprobando Mociones Municipales que prohíben el uso del glifosato. En la Sierra Norte de Madrid, Ayuntamientos como el de Navalafuente o Venturada han sido pioneros en este tema, y los modelos de Moción Municipal que han aprobado se han adaptado y aprobado posteriormente en otros Ayuntamientos como Madrid, Barcelona o Cádiz. Es un caso clarísimo de gestión municipal competente y responsable. En la Sierra Norte no usan glifosato, al menos, los ayuntamientos de Navalafuente, Venturada, Puebla de la Sierra, Cabanillas, o Bustarviejo. Tampoco se usa en Miraflores, Soto del Real, El Boalo-Cerceda-Mataelpino o Manzanares el Real. Estos ayuntamientos controlan la vegetación con medios respetuosos y seguros como el desbroce, el pastoreo-cortafuegos, etc.
Nos encontramos en una zona privilegiada de la Comunidad de Madrid: dos Reservas de la Biosfera, un Parque Nacional, y zonas de influencia de los ríos Lozoya y Jarama. Las políticas municipales que protegen sus suelos y aguas prohibiendo el uso de sustancias tóxicas van más allá de los límites municipales, y redundan en la protección del agua de boca de Madrid.
Animamos a los Ayuntamientos de la Sierra Norte de Madrid a informarse y a aprobar MOCIONES para la prohibición del uso del glifosato y otros plaguicidas tóxicos.
Eva Hernández Jorge. Sierra Norte Libre de Transgénicos – Aula de Agoroecología UNIPOSIBLE.
Normativa de Referencia:
Directiva Europea marco para un Uso sostenible de los plaguicidas de 2009; Real Decreto 1311/2012, de 14 de septiembre: marco de actuación para conseguir un uso sostenible de los productos fitosanitarios.
https://snlibretransgenicos.blogspot.com/
Modelo de Moción en sierranortelibredetransgenicos.blogspot.com
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