Miguel Ángel Granado
Existen multitud de familias de aves. Una de las que no había tratado aún es la de los rálidos, compuesta por especies de mediano y pequeño tamaño que, asociadas a otras más grandes como las grullas o las avutardas, constituyen el orden de las aves Gruiformes. Dentro de los rálidos o rallidae, la Gallineta común (Gallinula chloropus) es la especie más frecuente en nuestro planeta: se extiende por Europa, Asia, África y el continente americano, únicamente ausente en Australia. Ocupa todo tipo de ambientes exceptuando la tundra y los desiertos.
Conocida como Polla de agua, hasta hace poco era su nombre común en castellano, esta ave se detecta menos que, por ejemplo sus parientes las fochas, ya que las gallinetas tienen hábitos más nocturnos y, son en general más huidizas; si salen de los cañaverales y notan alguna presencia extraña, vuelven enseguida a ocultarse. En cuanto a su identificación, tendremos la sensación de ver un ave totalmente negra aunque, si podemos observarla bien, nos daremos cuenta de que las alas en su zona superior son marrones oscuras; la nuca, cabeza y cuello son de color gris azulado oscuro, como la pizarra y, este tono intenso va suavizándose cuando se acerca al área ventral y los flancos. En la cabeza, el ojo es de color pardo en invierno y va tornándose a carmesí en la época reproductora; asimismo luce escudete frontal que continúa en el pico, ambos de color rojizo que se va intensificando durante la reproducción, contrastando con la punta de éste que es amarillo.

En los flancos, justo por debajo de las alas, luce una línea blanca discontinua que se prolonga hasta la parte inferior del cuerpo, donde comienzan las patas; éstas también cambian de color durante el celo, pasando de un amarillo más suave a potenciarse, además de tener las rodillas de color rojo, con aspecto de grandes escamas; poseen tres dedos largos y anchos hacia delante y uno más corto hacia atrás. Para terminar la cola es oscura también por su parte superior, teniendo llamativas manchas blanquecinas en los laterales; esta zona conocida como escudo anal, es de gran importancia, ya que cambia en intensidad reflejando el estado de ánimo del individuo y sirviendo para comunicarse con otros de su especie. Los jóvenes son de color pardo por la parte superior y grisáceo el resto del cuerpo; carecen de escudete frontal y tienen una mancha blanca en la garganta. Como en todas las especies, son mucho más discretos que los adultos. No existe dimorfismo sexual, las hembras y los machos son iguales. Los adultos miden unos 35 cms. de longitud, pesan alrededor de medio kilo y pueden llegar hasta los 60 cms. de envergadura.
Las gallinetas viven en zonas húmedas, ya sean lagunas, embalses, ríos, marismas, albuferas, etc., siempre que sean aguas no salobres; incluso pueden aparecer en cursos de agua contaminados. Habrá ocasiones en las que las localizaremos, alimentándose en grupo, en los prados o pastizales cercanos. Su dieta es omnívora, siendo de mayor materia vegetal o animal dependiendo de la época del año. Pasta en las praderas en busca de semillas, brotes diversos, juncos, espadañas y frutos como las moras o los escaramujos. En cuanto a la materia animal, ingiere invertebrados que se encuentran tanto en las aguas como en las orillas, insectos y sus larvas, caracoles, gusanos,…; también algún pequeño vertebrado, no desprecia la carroña como los peces muertos. Son animales muy adaptables, por eso son numerosas, tanto en el hábitat como en la alimentación. Vuelan poco, ya que les cuesta despegar desde el agua y, si se asustan realizarán chapoteando, un vuelo raso y muy ruidoso.

Cuando nadan destacan sus movimientos espasmódicos, sacudiendo continuamente la cola. La época reproductora se inicia a principios de marzo y se prolonga hasta julio, Durante este periodo, las gallinetas abandonan sus hábitos gregarios y se vuelven muy territoriales, atacando sin dudarlo con mucha agresividad, a cualquiera de su especie que se acerque. Construyen un nido muy voluminoso entre la vegetación palustre, donde la hembra pondrá de tres a once huevos, que incubarán ambos sexos durante 21-22 días. Los pollos son precoces a la hora de abandonar el nido y moverse por los alrededores, tan sólo con dos o tres días ya pueden nadar y bucear. Realizan dos o tres puestas por temporada, que protegen tanto los adultos como los jóvenes nacidos anteriormente. Permanecerán cerca de sus padres hasta que termina el periodo reproductor. Son bastante ruidosas, emiten un graznido como «curruc» y «quittic»
Son pocas las amenazas que sufren las pollas de agua, debido a su extensa distribución y adaptabilidad; no obstante, les afectan la pérdida de zonas húmedas o la depredación por parte de especies introducidas. Si las encontramos, debemos permanecer en silencio para que no desaparezcan velozmente entre los juncos.